Lo que ahora llaman “woke”
Es habitual en política, en todos los idiomas, que nazcan palabras para denigrar a una ideología opuesta a la de quien las emplea. También lo es que surjan términos de autodenominación positivos. E igualmente es frecuente que un término empleado como positivo sea tomado por los adversarios como insulto, o que uno creado para injuriar sea adoptado “con un par” por sus víctimas y positivado. La incesante batalla semántica siempre ha tenido estas cosas, y hay infinitas anécdotas, ya desde la Antigüedad. El verbo-aguijón de los políticos y de sus escuderos más avezados da para muchos juegos florales, aunque pocos tan sublimes como el protagonizado por el primer ministro británico Benjamin Disraeli, cuando alguien le entregó un papel que simplemente decía “idiota” y se levantó en la Cámara de los Comunes para enseñarlo a uno y otro lado diciendo solemnemente “en mi vida política he recibido muchas cartas sin firma, pero esta es la primera vez que recibo una firma sin carta”. Se pierde en la historia el origen de expresiones políticas como “rojo”, empleada por los comunistas con orgullo y por sus enemigos para denostarles. La palabra “facha” (en América Latina, “facho”) viene obviamente del vocablo italiano “fascio”, que denominaba el hacha y el grupo de........
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