Un ángel herido
Jueves, 29 de agosto
Ya lo sabrás; a Jorge, el flautista de la ciudad, alguien le segó su cuello en el lado duro de este trozo de mundo. El flautista ya no recorrerá más las calles soplando desde muy temprano hasta el amanecer. Ay, como una maldición de los dioses, repetía casi siempre el mismo estribillo musical. Iba de aquí para allá por la calle de los vinos y, de inmediato, regresaba al lugar donde había comenzado. Como aquel rey griego que fue castigado a subir una piedra circular que antes de llegar a la cumbre rodaba de nuevo hasta la base y de nuevo tenía que volver a subirla en una condena eterna.
Ya no lo veremos caminar anfetamínico, erguido, altivo y con frecuencia displicente con quien no le daba una moneda. Pero detrás de su gesto agrio, había una bondad machadiana. Su pasión era buscar objetos interesantes en la calle. Decía: “En la basura te encuentras de todo”. Siempre llevaba un libro en la mochila. Cierto, era un tipo muy leído. Conocía a todos los poetas de la generación beat. Recitaba de memoria: “Vi las mejores mentes de mi........
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