Esencial para el buen desempeño de un hogar, un órgano constitucional, jurisdiccional, un corporativo o incluso dentro de una pareja, la independencia hace posible el debate y no desaparece por tener un mismo apellido, ser integrantes de un partido político, trabajar para una empresa o tener acciones de la familia dominante en el Consejo de Administración.

De manera sistemática, la oposición al partido mayoritario ha expresado rechazo como herramienta de contrapeso a la figura presidencial, o frente a sugerencias relacionadas con quienes percibe como aliados o afines ideológicamente al primer mandatario. Es su derecho. Es la oposición. No necesariamente su renuencia se conecta directamente con un bien común superior o exhibe transparente razón.

En la terna a la vacante del ministro Arturo Zaldívar en la Suprema Corte, como en la ratificación de la Fiscal de Justicia de la Ciudad de México, Ernestina Godoy, especialmente la oposición panista o los distintos de quienes votaron por Andrés Manuel López Obrador o han sido afectados, con base en evidencia reconocida incluso por personas legalmente procesadas, la intención es dinamitar la prerrogativa de las sugerencias presidenciales para construir a nuevos integrantes de la Corte.

Montesquieu y una diversidad de líderes y autores reivindicaron la defendible idea de la separación de los poderes ejecutivo y judicial. No era su defensa la de una enemistad y bloqueo absoluto, sistemático y permanente. Ciertamente no ha ayudado la ausencia de una plataforma común de debate en estos años. Hay un tejido provisional de responsabilidades de todos los actores de la escena pública.

El Gobierno es un equipo de trabajo, como lo es el consejo de administración de una empresa, o una familia en la búsqueda cotidiana de acciones concertadas para alcanzar sus objetivos. La inmensa popularidad del Presidente, ciertamente algunos de los rasgos de su retórica, pero mayormente la inhabilidad de la oposición de hacer algo distinto del vituperio contra el mandatario, han dinamitado el diálogo ausente en los ojos de unos y otros.

Bertha Alcalde, Lenia Batres y María Estela Ríos, las candidatas propuestas por el Presidente López Obrador a ministras de la Corte, transparentemente reconocieron su simpatía y cercanía con la 4T, lo cual, aún con el enfado opositor, no impidió el dictamen de idoneidad.

La necesidad de equipos está en la conformación de quienes acompañarán a la precandidata presidencial de Morena, Claudia Sheinbaum, en la campaña: Mario Delgado, Adán Augusto López, Ricardo Monreal, Gerardo Fernández Noroña, Jesús Valdés, Tatiana Clouthier, Citlalli Hernández, Renata Turrent, Regina Orozco y Esthela Damián. Diversidad en convergencia.

Una visión apreciable en quienes integran un mismo movimiento, como el Jefe de Gobierno de la CDMX, Martí Batres, y la aspirante aventajada para sucederlo, Clara Brugada, con sus respectivos equipos.