Este miércoles se cumplen 15 años de vigencia de la nueva Constitución y, con ella, del Estado Plurinacional. Hay un malogrado debate, en los extremos, sobre la implementación del nuevo modelo de estatalidad en el país. ¿Cuánto hemos avanzado en este período? ¿O es un camino con estancamiento/retrocesos y, más bien, fallido? Existen también falacias que contaminan el balance y, en especial, el horizonte del EP como proceso histórico de largo plazo.

Transcurrido este tiempo pos/constituyente, reafirmo mi convicción de que la CPE aprobada en referendo (2009) significa un salto enorme en nuestro pacto social. Claro que es un salto en la letra y en el espíritu, que debe contrastarse con las brechas en su realización. Es un proceso que, como dice Boaventura, tiene carácter refundacional, lo que no niega, como advierte Mayorga, su construcción minimalista. Algo así como una revolución con cadencia de reforma.

En el (no) debate sobre el tema, que circula lejos del espacio público, están los que aseguran, con ceguera oficialista, que ya tenemos un Estado Plurinacional que desplazó al Estado nación. Como si bastaran los adjetivos y los símbolos. Del otro lado están los que juran, con sordera opositora, que el Estado Plurinacional es solo una “cáscara vacía” (sic). Como si bastaran las rabietas y los prejuicios. Hay muchos grises entre el paraíso y la catástrofe.

Sobran también las falacias. La más común es oponer el Estado Plurinacional (en construcción) con la República (establecida), como si fuesen excluyentes. Así, unos desprecian la República por ser “neoliberal” y cosas peores. Otros, con nostalgia señorial y de clase, sueñan con “volver a la República” sobre los escombros del EP. Qué difícil asumir que el nuevo modelo de Estado, en clave de complementariedad intercultural, será plurinacional y republicano.

Otra falacia, más bien chapucera, es creer que el Estado Plurinacional es sinónimo de gobierno del MAS. Y que debe dominarse/eliminarse. Cuesta entender que el EP, con centro en la pluralidad, la heterogeneidad y la libre determinación, precede al masismo y, claro, lo trasciende. Pero la falacia más peligrosa es la que proclama que el Estado Plurinacional es, en realidad, un “Estado indígena”. Teñidos de racismo, los criollos locales confunden derechos colectivos con privilegios.

Más allá del balance sobre los avances/ murallas en estos tres lustros, lo triste es la ausencia de deliberación pública sobre las condiciones de construcción del Estado Plurinacional en un horizonte emancipatorio. Predominan los extremos, las falacias y, hoy, las miserias. Es imprescindible un nuevo impulso constituyente.

1. En medio de la persistente polarización y la recargada querella entre facciones, ahora resulta que las cuatro bancadas representadas en la A-Ele-Pe son de derecha. Al menos así dice la discursividad política. Veamos. 2. La bancada de Luis Fernando, de base regional, es de derecha confesional-fundamentalista (antes “extrema derecha separatista”), salpicada con disidencias de derecha conciliadora. 3. La de Carlos Diego, en tanto, es una bancada de derecha mestiza, con cara de centro y escudo en el pecho. Los expulsados de la alianza son la derecha “vendida”. 4. ¿Y la bancada de Lucho-David? Es la derecha “encaramada” en el Gobierno, ergo, los “primeros enemigos” del MAS-IPSP. 5. Queda la bancada de Juan Evo. La acusan de ser la “nueva” derecha, hoy aliada con la derecha tradicional, en plan de desestabilización. 6. Con tantas versiones de la derecha en la Asamblea, y otras delirantes por fuera (bunkeros, tutistas, libertarios), se comprende la situación de bloqueo y parálisis decisoria. 7. Así, es probable que la derecha gane las elecciones 2025. Lo que todavía no está claro es cuál.

José Luis Exeni Rodríguez es politólogo

QOSHE - Estado Plurinacional 15.0 - José Luis Exeni Rodríguez
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Estado Plurinacional 15.0

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04.02.2024

Este miércoles se cumplen 15 años de vigencia de la nueva Constitución y, con ella, del Estado Plurinacional. Hay un malogrado debate, en los extremos, sobre la implementación del nuevo modelo de estatalidad en el país. ¿Cuánto hemos avanzado en este período? ¿O es un camino con estancamiento/retrocesos y, más bien, fallido? Existen también falacias que contaminan el balance y, en especial, el horizonte del EP como proceso histórico de largo plazo.

Transcurrido este tiempo pos/constituyente, reafirmo mi convicción de que la CPE aprobada en referendo (2009) significa un salto enorme en nuestro pacto social. Claro que es un salto en la letra y en el espíritu, que debe contrastarse con las brechas en su realización. Es un proceso que, como dice Boaventura, tiene carácter refundacional, lo que no niega, como advierte Mayorga, su construcción minimalista. Algo así como una revolución con cadencia de reforma.

En el (no) debate sobre el tema,........

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