Panorama electoral: confusión y desorden
En las democracias genuinas los procesos electorales son por naturaleza inciertos. Los resultados hasta se pueden predecir, pero no asegurar. Distinto a lo que pasa en las dictaduras, en las que los efectos de las elecciones son perfectamente predecibles: con anticipación sabemos quiénes ganarán las elecciones en la Cuba de los Castro, en la Nicaragua de Ortega y Rosario, en la Venezuela de Maduro, en la Turquía de Orbán o en la China de Xi Jinping.
Pero aquí en Colombia nos vamos al otro extremo. A tres meses de las elecciones parlamentarias y a seis de la segunda vuelta presidencial, nada está claro, todo es confuso, reina el desorden, y cualquier anticipación y prospectiva es inasible. Tenemos un sistema electoral vago y difuso, problemático, costoso en exceso y altamente funcional a la corrupción.
Para empezar, la Constitución del 91 en el afán loable de acabar con la cerrazón........





















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