Durante muchos años el turismo de los colombianos miraba solamente a la Costa Atlántica, llamada simplemente la costa. Cartagena, Santa Marta, Coveñas, San Andrés y Providencia merecen la anhelada visita de los colombianos. El agua atrae. Pero un buen día los colombianos descubrieron que en el interior del país existen motivos y destinos turísticos espectaculares dignos de visitarse y de gozarse. Así nació, entre otros, el turismo de las fincas cafeteras, en el cual Quindío es abanderado. Los recursivos y emprendedores paisas de Quindío adecuaron sus fincas, embelleciendo aún más las casas cafeteras, dotándolas entre otras cosas de piscinas. Tenían de toda la vida asegurado un atractivo irresistible: los cantos de los pájaros en la mañana… y durante el día… y al anochecer..., amén de los árboles frutales. Y comenzaron a atraer turistas nacionales y extranjeros.
Cuentan los paisas y los quindianos con un “plus”, como se dice ahora, que los hace memorables para los extranjeros: la exquisita amabilidad en el trato y la alegre “conversa” salpicada de cuentos, chistes, refranes y no pocos inventos y mentiras. Pionero y abanderado del turismo rural en Quindío es Juan Bautista Jaramillo, llamado simplemente “Juanbé”, ( me gusta escribirlo así. Lo correcto es Juan B.) Juan Bautistas puede haber muchos, pero “Juanbé” solo hay uno y es el padre del milagro del Valle de Cocora. Este paradisíaco rincón de la Cordillera Central es uno de los destinos cumbre del turismo nacional y extranjero en Colombia y su fama se debe en gran parte a la labor de “Juanbé”.
Obviamente si el lugar no ofreciera el indescriptible encanto de las palmas de cera, de los bosques colgados de las lomas y de la magia del entorno montañero, no se hubiera convertido en el destino de los amantes de la magia de las altísimas palmas que emergen de las neblinas. ¡Sublime espectáculo!
Entre todos los atractivos maravillosos que Quindío ofrece, como el Parque del Café, Panaca, la inigualable belleza de Filandia que acaba de ser escogido como uno de los 50 pueblos más bellos del mundo, y el propio Salento, el destino estrella es el Valle de Cocora. Allí llegó “Juanbé” hace 30 años, se estableció, fundó su restaurantico para acoger a los que llegaban al Valle. Hoy ese restaurantico es un gran establecimiento donde se come la más deliciosa trucha del mundo. Una visita a Cocora se completa con la degustación del espléndido menú que ofrecen ”Juanbé” y su amable esposa, Mariela Pérez.
Con motivo de los 30 años de la llegada de “Juanbé” al Valle, lo colmaron de merecidísimos elogios, placas y condecoraciones. Estos son algunos. Acodres Nacional, la Asociación Colombiana de la Industria Gastronómica reconoció la labor del restaurante “Bosques de Cocora. Donde Juan B” y le rindió homenaje a él y a Mariela Pérez. La Gobernación de Quindío, con extenso pergamino rindió homenaje a la labor de Juan B en su 30 aniversario. La Cámara de Comercio de Armenia y de Quindío igualmente homenajeó al fundador del turismo en Cocora, como también lo hizo Acodres seccional Quindío. La Alcaldía de Salento, el bello pueblo al que pertenece Cocora, también se unió a todos los homenajes que se han brindado a Juan B y a su esposa. “Bosques de Cocora” no podía faltar al coro de homenajes que ha recibido Juan B.
Bosques como los de Cocora también existen en el Camino del Quindío, que unía durante la Colonia a Ibagué con Cartago, camino en el que el sabio Humboldt admiró por primera vez la Palma del Quindío, nuestro árbol nacional. Honor a “Juanbé”, a Mariela y al Valle de Cocora, paraíso de Colombia.

QOSHE - “Juanbé” y el Valle de Cocora - Andrés Hurtado
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“Juanbé” y el Valle de Cocora

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23.11.2023

Durante muchos años el turismo de los colombianos miraba solamente a la Costa Atlántica, llamada simplemente la costa. Cartagena, Santa Marta, Coveñas, San Andrés y Providencia merecen la anhelada visita de los colombianos. El agua atrae. Pero un buen día los colombianos descubrieron que en el interior del país existen motivos y destinos turísticos espectaculares dignos de visitarse y de gozarse. Así nació, entre otros, el turismo de las fincas cafeteras, en el cual Quindío es abanderado. Los recursivos y emprendedores paisas de Quindío adecuaron sus fincas, embelleciendo aún más las casas cafeteras, dotándolas entre otras cosas de piscinas. Tenían de toda la vida asegurado un atractivo irresistible: los cantos de los pájaros en la mañana… y durante el día… y al anochecer..., amén de los árboles frutales. Y comenzaron a atraer turistas nacionales y extranjeros.
Cuentan los paisas y los........

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