En la misma medida en que el exhausto tirano narcotráficante ordenó el asesinato sangriento y atroz de jóvenes manifestantes de “La Salida”, así mismo ahora pretende (con teatralidad litúrgica) fingir que se postró de hinojos ante Donald J. Trump con la esperanza abúlica de evitar aquello que considera su casus belli definitivo: una operación militar directa en territorio nacional Venezolano.

Maduro que es intérprete reincidente de un burdo vodevil prediseñado en la penumbra habanera, actorsucho de cuarta categoría que no vacila en representar cualquier papel absurdo que la ínsula ideológica comunista le imponga; Maduro es, en esencia, un pésimo actuante de utilería dentro del gran artificio novelesco continental.

Los servicios de inteligencia cubanos (cuya eficacia para el disimulo es proverbial) le han ordenado expresamente iniciar un dilatado juego de espejos contrapuestos, una pantomima sombría de capitulación gradual dónde el debe obedecer cada instrucción precisa, para ganar tiempo en esta farsa extendida de claudicación estratégica.

Tiempo precioso, que las potencias aliadas al régimen Cuba, Rusia, China, Irán; utilizan a su favor para introducir en territorio venezolano la imprudente asesoría militar clandestina (7000 efectivos de Wagner), los especialistas guerrilleros (5000 efectivos del África Core) y el armamento sofisticado estratégicamente ubicado en los rincones más frágiles del territorio venezolano.

Desde La Habana y Moscú, la orden táctica es la de mantener una espesa ficción dilatoria que........

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