La mayoría de los venezolanos tiene la esperanza que en el 2024 se produzca un cambio de rumbo que abra las puertas y ventanas para un mejor vivir, que permita que los que se marcharon regresen con fe renovada en el porvenir, que los que hoy están detenidos por motivos políticos obtengan justicia y la libertad que se reclama para ellos por todas las vías contempladas en las leyes.

Son muchas las familias que están pasando trabajo, las madres con niños pequeños en condición de pobreza extrema es una imagen que se ve a diario, piden ayuda y la nobleza del venezolano los atiende en lo que puede.

Es verdad que ese retrato de miseria social no es nuevo, pero el problema es que a esos venezolanos hay que sembrarles esperanza de una mejor existencia con un futuro de equidad, si aspiramos reconstruir un tejido social deshilachado y maltrecho por los populismos, que solo se acuerdan de los pobres en época de elecciones.

El nudo Giordano que hay que desatar para que se produzca el cambio es de modelo, en Argentina el Presidente Milei está con la espada del liberalismo cortando el tramado de un populismo despilfarrador, ineficaz y con pocas ideas para salir de la crisis, en Brasil el camarada Lula se dejó de pendejadas y está desarrollando un programa con más tendencia al liberalismo que al populismo y el socialismo del siglo XXI del cual poco se habla ya.

Para entender como se producen los cambios en la región nos sirve la imagen de un péndulo, por un tiempo se inclinó a los populismos que venden ilusiones que culminan en desengaños, ahora el péndulo parece que va camino a implementar políticas liberales revertiendo nacionalizaciones y privatizando lo que se pueda para entrar en una dinámica de libre mercado y competencia, reduciendo el tamaño elefantiásico del estado clientelar.

Cuando se ha intentado aplicar el modelo liberal sin reducir el tamaño del estado no ha resultado y hemos entrado en una narrativa estigmizadora, que en boca de los políticos y los partidos populistas democráticos han satanizado las medidas, un ejemplo de ello es lo ocurrido en el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez que apenas incrementó en unos céntimos de bolívar el precio de la gasolina le estalló Caracas con el saldo lamentable de victimas que fueron magnificadas para que no se avanzara en unas medidas correctas aplicadas sin anestesia que le hicieron perder el inmenso apoyo que tuvo en su elección como presidente.

El caso de Milei es distinto, desde el primer momento anuncio lo que ahora como Presidente está desarrollando, no hay disimulo, CAP quería mantener su imagen de populista con un proyecto liberal y eso sencillamente no se puede hacer, o son piñas o son limones.

El gran logro de la gesta civil que está llevando al país al lado opuesto al populismo lo está liderando María Corina Machado, al igual que Milei esta recorriendo el país ya como líder de la nueva coalición liberal, explicando, desarrollando su proyecto sin enmascararse con la narrativa populista, con sentimiento y pasión de país.

En este 2024 de incógnitas, la esperanza del cambio se siente más próxima, sinceramente aspiro que el año que está iniciando que para nada va a ser fácil, nos depare un país de oportunidades de acuerdo al esfuerzo y la creatividad de cada quien.