A los quince años, Cio Cio San es ofrecida en matrimonio a un oficial naval estadounidense, Benjamín Pinkerton, quien la toma por esposa y arrienda una casa sobre una hermosa colina de Nagasaki.

Para él, es sólo un contrato temporal que olvida al regresar a su país, para ella, un compromiso de amor vitalicio que asume, incluso dejando el budismo para volverse cristiana, soportando el repudio familiar.

Solitaria y pobre, renovaba íntimamente su promesa de fidelidad y la sellaba con esa rúbrica primaveral japonesa que, para esperar, cubre todo de flores y mariposas galantes que acuden a la ilusión de bendecir un regreso.

La Señora Mariposa se viste bonito cada tarde y alarga su mirada hacia el mar, con una melancolía tan oriental que, de tanto enternecer, se vuelve una costumbre de esperanza o un arco iris subyugando el crepúsculo.

Y aguarda serena, mientras su memoria dibuja recuerdos -un momento melodioso bellísimo- y, cuando su catalejo descubre en el horizonte el buque, plena de felicidad decora su hogar con capullos de cerezos.

El desconsuelo la embarga al saber que él viene con su conyugue, sufre un dolor inmenso y se suicida, con esa tradición samurái honrosa, después de entregar a su hijo, de quien Pinkerton ignoraba la existencia.

No soy capaz de describir la fascinación musical de Madame Butterfly, la ópera de Puccini, sus dúos y arias, su deliciosa lentitud que me hace sentir, plácidamente, muy triste. Sólo puedo narrar una maravillosa historia de amor…

QOSHE - La Señora Mariposa… - Juan Pabón
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La Señora Mariposa…

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06.11.2023

A los quince años, Cio Cio San es ofrecida en matrimonio a un oficial naval estadounidense, Benjamín Pinkerton, quien la toma por esposa y arrienda una casa sobre una hermosa colina de Nagasaki.

Para él, es sólo un contrato temporal que olvida al regresar a su país, para ella, un compromiso de amor vitalicio que asume, incluso dejando el budismo para volverse cristiana,........

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