¡Oh, glorioso San Antón! que el diecisiete de enero / en los pueblos de Zamora como en los del mundo entero / bendices los animales que son nuestros compañeros: / los que ayudan en el campo cual caballos y jumentos; aquellos a los que criamos, engordamos y comemos, / vacas y bueyes, ovejas, buenos cerdos y corderos; / los que en las ferias se venden para procurar sustento; / los que nos dejan su leche, huevos, buenos alimentos / en las tiendas y mercados de las ciudades y pueblos. / Las mascotas que acompañan con fidelidad al dueño / que los cuida, y uno al otro se protegen con esmero.

Y no te olvides, buen Santo, no abandones, Santo bueno, / los animales salvajes que como tales nacieron / y que en los ecosistemas también su función cumplieron.

Que no te engañen, buen Santo, las roscas ni relaciones / que en el día de tu santo se oyen por esos rincones / vaciados de la provincia, donde se alzan oraciones / a San Antón con las voces que parecen de alguien joven.

Pues no hay quintos en el pueblo porque ha desaparecido / esa mili obligatoria que con los años cumplidos / a los hombres obligaba a cumplir lo preceptivo: / prepararse para guerras por ser varones nacidos. / Si la mili obligatoria bien desparecida ha sido, / ("Si vis pacem, para bellum" no me parece un buen dicho) / lo que sucede en el pueblo es que ya no quedan chicos, / ni chavalería joven para recitar los ripios/ con los hechos de cada año, día a día acontecidos.

Y a falta de la quintada de los dieciocho cumplidos, / se echa manos de mayores y de los que son los hijos / de emigrantes que se fueron, y que se sienten vecinos / de su pueblo, y con derecho las fiestas han revivido.

En el monte que hace un año se nos había calcinado, / con las lluvias y las manos de vecinos trabajando, / con la ayuda solidaria más que con la del estado, / la Junta o diputaciones -que apenas han ayudado- / han salido brotes verdes de los árboles, y pastos / para que los ganaderos alimenten al ganado.

Pero este año, buen Santo, aunque no se haya quemado / el monte, pues ya no queda para arder, pues devastado / está por ser el incendio mayor de los recordados / a lo largo de la historia de este siglo y del pasado, / los ganaderos de vacas cabeza no han levantado.

La enfermedad del mosquito, que tiene un nombre muy raro, / (hemorrágica, epizoótica ¡ni un Santo puede nombrarlo!) / por los montes y veredas, por los caminos y prados, / ha sembrado de cadáveres los recién nacidos pastos.

Mil cien animales muertos, más de diez mil afectados. / "Sin ayudas echo el cierre". "Si no hay vacunas, me marcho" / No hay explotación que aguante, si quien cuida del ganado / cada mañana se encuentra animales que, afectados / por la enfermedad maldita, han de ser sacrificados.

Por si no fuera bastante, San Antón, por dios, buen Santo, / también la tuberculosis hasta el bovino ha llegado, / y hay que seguir con las vacas y con el ganado aislado.

¡Maldito sea el mosquito y el microbio que al ganado / enferma! Perdón, son bichos que tú proteges, buen Santo.

Al menos San Antón bueno, de animales el patrón, / procura que el homo sapiens, bicho de diputación, / de los gobiernos de España y también de la región, / vacunas y subvenciones nos den, porque es de razón

¡No basta buen Pedro Sánchez con comerse un chuletón / al punto! Ni vuelta y vuelta, como Cañete comió/ cuando hace años a las vacas locas el mundo volvió / por darles piensos de reses infectadas de prión.

A los bichos homo sapiens, que hay en las instituciones, / hay que convencer, buen Santo, que cambien las subvenciones / de la PAC, para que sean ganaderos, labradores, / a título principal los que tengan prestaciones. / Porque viven en el campo y son sus aportaciones / las que sostienen el medio natural sin condiciones.

Ya sabes, buen San Antón, patrón de los animales, / los problemas de otros años que sufren por estos lares.

Empiezo por ese cerdo que a tus pies siempre acompaña: / que sepas que es hacinado en algunas macrogranjas, / donde no sólo malvive sino que también maltrata / las tierras que contamina. Y que envenena las aguas.

Los lobos siguen matando ganado porque es su raza / de cazadores de presas, como quienes con la caza / enfrentan los animales, y a tus animales matan.

San Antón, en los gobiernos del mundo y en los de España / hay homo sapiens mandando que justifican las armas. / Esas que también en guerras a otros homo sapiens matan. / Haz algo por la paz, Santo, porque se callen las armas.

Buen Santo, voy acabando esta la mi relación, / con perdón, pues tú bien sabes que ganadera no soy.

Pero hay algunas cosas que como consumidor / de los productos del campo hay que decir, con razón: / el precio de la comida que procura el labrador / y el ganadero que cuida tu ganado, San Antón, / cada vez está más caro, pero el campo ¡vive dios! / se arruina pues no le pagan ni el coste de producción.

¡Los sapiens capitalistas no merecen protección!

Buen Santo, San Antón bueno, ¡cuida de los ganaderos! / De los que están en Zamora, que trabajan con esmero, / que a los de aquí y los de fuera nos procuran alimentos.

Cuida de los animales, pues de ellos eres patrón.

De esta tierra vaciada y desahuciada, esa que hoy / sigue viviendo en el campo y haciendo la relación / en los pueblos de Zamora, de los que eres protector.

¡Salud y buena subasta, tengamos hoy, San Antón.

(*) Portavoz de IU en la Diputación

QOSHE - Relación a San Antón, patrono de nuestros pueblos - Laura Rivera
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Relación a San Antón, patrono de nuestros pueblos

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18.01.2024

¡Oh, glorioso San Antón! que el diecisiete de enero / en los pueblos de Zamora como en los del mundo entero / bendices los animales que son nuestros compañeros: / los que ayudan en el campo cual caballos y jumentos; aquellos a los que criamos, engordamos y comemos, / vacas y bueyes, ovejas, buenos cerdos y corderos; / los que en las ferias se venden para procurar sustento; / los que nos dejan su leche, huevos, buenos alimentos / en las tiendas y mercados de las ciudades y pueblos. / Las mascotas que acompañan con fidelidad al dueño / que los cuida, y uno al otro se protegen con esmero.

Y no te olvides, buen Santo, no abandones, Santo bueno, / los animales salvajes que como tales nacieron / y que en los ecosistemas también su función cumplieron.

Que no te engañen, buen Santo, las roscas ni relaciones / que en el día de tu santo se oyen por esos rincones / vaciados de la provincia, donde se alzan oraciones / a San Antón con las voces que parecen de alguien joven.

Pues no hay quintos en el pueblo porque ha desaparecido / esa mili obligatoria que con los años cumplidos / a los hombres obligaba a cumplir lo preceptivo: / prepararse para guerras por ser varones nacidos. / Si la mili obligatoria bien desparecida ha sido, / ("Si vis pacem, para bellum" no me parece un buen dicho) / lo que sucede en el pueblo es que ya no quedan chicos, / ni chavalería joven para........

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