Parecen palabras de niños que comienzan a rebelarse al hacerse mayores. Pero "caca, culo, pedo, pis" se ha instalado en el lenguaje y la actividad de los dignos representantes del pueblo español, demostrando el infantilismo de diputados, senadores, concejales, consejeros y otras especies. Un infantilismo caracterizado por la inmadurez en el mejor de los casos, por la regresión o involución política en casos peores. O por una simple pataleta de rebeldía como ha sucedido con los reales decretos con los que se ha iniciado el año político.

"Caca, culo, pedo, pis" y la consiguiente carcajada son palabras con las que la mayoría de los niños y niñas entre los tres y cinco años manifiestan que continúan aprendiendo el descubrimiento de su cuerpo, y lo expresan como una forma de desafío ante los mayores, en un gesto de rebeldía para demostrar que están creciendo.

Esta es una explicación al comportamiento infantil, aunque hay muchas teorías para explicarlo. Pero lo cierto es que es una etapa que todas las personas que tratan con niños pequeños conocen porque forma parte de la evolución de su personalidad. La escatología verbal en esta etapa, unida a la risa y el desafío por parte de los pequeños, y a la represión y la prohibición por parte de la sociedad, continúa formando parte de los adultos con las mismas características de represión y risa en el humor. También en la política.

Por eso en la que debería ser la digna actividad que representa al pueblo y pretende mejorar la vida de las gentes, cada vez nos encontramos con más ejemplos de representantes que parecen instalados en la escatología.

No es nueva la falta de argumentos para explicar una votación, sustituidos por un simple desafío para demostrar que ya son mayores e independientes, como ha hecho Podemos votando lo mismo que el PP para desafiar a Sumar a costa de no mejorar el subsidio a miles de parados. O sea, para darles, para darnos (¡culo, dice culo!, jo, jo).

Bajarse los pantalones (para "caca" ¡ja, ja, ja!) ante las presiones de los socios de gobierno, ya es un clásico. Bajarse los pantalones ante los nacionalistas ha sido una constante acusación de la oposición. Lo fue contra el PP cuando Aznar hablaba catalán en la intimidad con Pujol (el del caganet, je, je). Y sigue manteniéndose en la actualidad cuando desde las derechas dicen que Sánchez se baja los pantalones ante Junts y Bildu para gobernar.

Hacerse pipi encima era cosa de cobardes, de gallinas que se hacían pis (ji, ji, ji, que ha dicho pis) entre los niños. Pero en la política escatológica es sustituido por otra incontinencia, la verbal. Por poner un ejemplo reciente, como la de los gallitos que, amparados entre manifestantes ante las sedes del PSOE han llamado al presidente: Perrosánchez, traidor, felón, golpista, déspota, ególatra y hasta terrorista. Todo por haber conseguido lo que las derechas no pudieron hacer: formar gobierno. Una incontinencia verbal sin dar la cara en el parlamento, como hacen los de Vox cuando abandonan las cortes para unirse a los que con banderas de España, con la gallina incluida, siguen con la incontinencia sin mojarse en el hemiciclo. Se hacen pis (ji,ji, gallinas).

El clásico lema de los sindicatos ante la pérdida de derechos laborales por parte de distintos gobiernos, "con este gobierno, vamos de culo", propio de rudos trabajadores y no de excelentes oradores como corresponde a los representantes políticos, también ha sido adoptado en la escatología política actual. Un concejal del PP de cuyo nombre no quiero acordarme se lleva el premio: "A Pedro Sánchez le va a dar por culo Puigdemont. Me vais a comer lo cojones, sois la puta escoria del socialismo, rojos, etarras, independentistas" (¡ha dicho palabrotas! Ja, ja, ja). Hasta el PP le obligó a retirar estas palabras que iban más allá de caca, pedo, pis y culo políticamente correctos.

Para pedorretas las del consejero de empleo a los sindicatos, que van de culo desde que el tal Veganzones haya emprendido una política de descrédito contra ellos por defender organismos como el Serla para resolver conflictos, (prrrrtz, un pedo, jo, jo, jo). Y además los ha llamado "come gambas" (pin, pin, pin, pues un pedín, ji, ji, ji, ji).

Pero la escatología política ha añadido nuevas expresiones en el último año, igual que la RAE incluye al finalizar cada año nuevas palabras en el diccionario, después de que se hayan impuesto en el habla de la sociedad.

La frase más famosa en el lenguaje político escatológico la ha acuñado ¡cómo no! la presidenta de Madrid, Ayuso, con su "me gusta la fruta" (puta, papá ha dicho puta, ja, ja ,ja) en sede parlamentaria, una vez desde la zona de invitados en voz baja, y otra en alta voz y como representante política, corroborando tan elevados pensamientos dirigido a los melones, con perdón de la fruta, que los comparten y jalean.

Más allá del lenguaje, en la política de hechos escatológicos, se lleva la palma de la innovación otro político de la capital de España, de apellido español, español, español, Ortega Smith, por arrojar una botella de agua a un concejal de Más Madrid. Que no se diga que ¡a la oposición ni agua! Más bien, "ajo y agua" (¡lo que ha dicho!).

Tiene trabajo la RAE para seguir añadiendo palabras al acervo político de ingenio y altura "caca, culo, pedo y pis": comefrutas como inculto de derechas, y gambosindicalismo para los sindicatos domesticados. Chundachunda y posturear ya están admitidas, aunque habrá que añadir un matiz referido a la política.

Esa política del chundachunda y postureo que, a gran distancia por la escala, también a veces llega a las provincias pequeñas.

Como ha sucedido con el Museo del compañero, camarada y gran artista zamorano, Baltasar Lobo, donde en vez de discutir argumentos han preferido hacer plantes o desplantes chundachunda, abandonando un grupo de trabajo. Tal vez por contagio de la política general de postureos, o para no reconocer que las posturas respecto al Museo de Lobo han sido mutantes y confusas. El PP abandonó el frustrado Museo en El Castillo por falta de financiación, y apostó hasta por un edificio privado, el antiguo de Caja Duero en Santa Clara, hasta decantarse por el Consultivo en la última campaña electoral. Ésa en la que Zamora Sí apostó por el Palacio Viejo de la Diputación cuando su presidente no lo ofreció durante los cuatro años en que pudo hacerlo. Ahora apuestan por volver al Castillo como sede, cuando la abandonaron por falta de financiación, y tal vez sólo porque por fin hay un proyecto real, viable y con dinero. Y hay que rebelarse como niños.

Cosas de Freud, probablemente, que explicaba el "caca, culo, pedo, pis" de los niños como una etapa de evolución psicosexual denominada anal (¡Uy! lo que ha dicho). Anal de culo, caca, pedo, y cerca el pis. Y antes de la caca, ya se sabe: comefrutas y comegambas.

¡Ay! ¿Qué fue de la dignidad y la ética en la política?

Pues como dice Luis Pastor: "Éramos la buena gente, paletos inteligentes, barbudos estrafalarios, obreros chicos de barrio, progres universitarios soñando en una canción. Y viviendo la utopía, convencidos de que un día vendría la revolución". Y paletas, estrafalarias, obreras, chicas de barrio, progres universitarias.

Y lo que éramos, somos hoy.

(*) Portavoz de IU en la Diputación

QOSHE - Contra la política de caca, culo, pedo, pis… agua y fruta - Laura Rivera
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Contra la política de caca, culo, pedo, pis… agua y fruta

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12.01.2024

Parecen palabras de niños que comienzan a rebelarse al hacerse mayores. Pero "caca, culo, pedo, pis" se ha instalado en el lenguaje y la actividad de los dignos representantes del pueblo español, demostrando el infantilismo de diputados, senadores, concejales, consejeros y otras especies. Un infantilismo caracterizado por la inmadurez en el mejor de los casos, por la regresión o involución política en casos peores. O por una simple pataleta de rebeldía como ha sucedido con los reales decretos con los que se ha iniciado el año político.

"Caca, culo, pedo, pis" y la consiguiente carcajada son palabras con las que la mayoría de los niños y niñas entre los tres y cinco años manifiestan que continúan aprendiendo el descubrimiento de su cuerpo, y lo expresan como una forma de desafío ante los mayores, en un gesto de rebeldía para demostrar que están creciendo.

Esta es una explicación al comportamiento infantil, aunque hay muchas teorías para explicarlo. Pero lo cierto es que es una etapa que todas las personas que tratan con niños pequeños conocen porque forma parte de la evolución de su personalidad. La escatología verbal en esta etapa, unida a la risa y el desafío por parte de los pequeños, y a la represión y la prohibición por parte de la sociedad, continúa formando parte de los adultos con las mismas características de represión y risa en el humor. También en la política.

Por eso en la que debería ser la digna actividad que representa al pueblo y pretende mejorar la vida de las gentes, cada vez nos encontramos con más ejemplos de representantes que parecen instalados en la escatología.

No es nueva la falta de argumentos para explicar una votación, sustituidos por un simple desafío para demostrar que ya son mayores e independientes, como ha hecho Podemos votando lo mismo que el PP para........

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