El traje

TEATRO PRINCIPAL DE ALICANTE

** ½

Autoría y dirección: Juan Cavestany. Reparto: Javier Gutiérrez y Luis Bermejo

Ya que estamos en el mes de las rebajas de enero, imaginen ese primer día en unos grandes almacenes. Avalancha de compradores y accidente ocurrido con un hombre y una «señora mayor» sin presencia física en la trastienda del edificio, donde están el implicado y el jefe de los vigilantes de seguridad que le interroga.

Javier Gutiérrez y Luis Bermejo componen el duelo interpretativo. El combate en el cuadrilátero a ver quién vence. El primero vino a comprar un traje y se trata de averiguar qué ha ocurrido con exactitud. Atrayente punto de partida del autor y director Juan Cavestany en esta comedia negra por su tragicómico talante y una desilusionante visión que desemboca en un final muy forzado a través del carácter irónico del destino.

Los despropósitos vienen de atrás, y la progresiva relación los amplifica. ¿Qué busca el vigilante con su actitud inverosímil? Así, Cavestany pretende cuestionar al espectador con su delirante comicidad y suspense. Gratuitamente o no, con mayor o menor grado de convicción, lo cierto es que «El traje» engancha al público y le hace sonreír, incluso reír, o le empuja a algunas reflexiones sobre la soledad y la necesaria amistad, aunque sea de manera un tanto pueril.

¿Una voracidad del sistema establecido que nos convierte en depredadores en perjuicio de la naturaleza humana? De un modo u otro, los dos tienen la ocasión de lucirse, de mantener una intensidad, que en ocasiones decrece, y una tensión que se desvían hacia circunstancias ajenas al meollo del asunto.

La credibilidad se instala mejor en el papel de Javier Gutiérrez, envuelto en una disparatada situación que aumenta hasta caer en el ridículo. El mano a mano entre ambos, no obstante, sostiene el pulso cómico y dramático. Y Cavestany le saca punta a la idea con deliberadas reiteraciones en un espacio gris y cerrado, añadiendo giros en tiempo real. La obra tiene diez años y ya la representaron los mismos. Es fácil recordar la corrupción política (ahora y aquí en segundo plano) con intercambio de favores.