Una de calamares
Si el Rosebud de Vázquez Montalbán era el cucurucho de olivas de Aragón que alegraba las tardes de su infancia en la hambrienta Barcelona de posguerra, el mío son las humeantes sopas de leche que mi abuela Fina y mi madre nos preparaban a mis hermanos y a mí las mañanas en las que no teníamos colegio.
Vaya por delante que aborrezco todo tipo de patrioterismos, incluido el gastronómico, pero cada vez........
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