Son las ocho menos veinte cuando coloco la última pieza y miro el reloj. He dedicado varias horas a montar un castillo medieval de Lego que he comprado por la mañana en un mercadillo.

Saco una lata de cerveza del frigorífico y me preparo un sándwich. A punto estoy de encender el ordenador, pero finalmente abro la novela que días atrás saqué de la biblioteca por insistencia de un amigo, que en la barra de un bar del barrio me dijo: lee a Víctor Hugo y verás que nuestra época es igual que la de ‘Los miserables’.

El barrio obrero, en los límites de la ciudad del bienestar, es una isla de calles inundadas de melancolía. Hay una melancolía difusa que lo impregna todo: los edificios, los bares, los colegios, los parques, las plazas y los pequeños negocios que sobreviven de puro milagro al cambio radical de los hábitos de consumo. Esa melancolía impregna también a la gente del barrio: a los que pasean a sus perros, a los que se arrastran de bar en bar, a los que llevan sus botellas vacías al contenedor de reciclaje, a todos.

Los pobres no dejan rastro cuando mueren. Los pobres son intercambiables. Sus escasas posesiones se las lleva el camión de la basura y nadie se acuerda más de ellos.

Víctor Hugo no creía que ‘Los miserables’ fuera una simple novela de aventuras. Consideraba que su ambiciosa empresa literaria era un verdadero tratado religioso. Hugo fue, como Dickens, un genio del amarillismo: Jean Valjean, el protagonista de ‘Los miserables’, es condenado a galeras por robar pan para su familia, cuando en realidad el Código Penal Francés reconocía precisamente el hurto famélico como una causa de inimputabilidad.

QOSHE - Robar pan - Julio José Ordovás
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Robar pan

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12.01.2024

Son las ocho menos veinte cuando coloco la última pieza y miro el reloj. He dedicado varias horas a montar un castillo medieval de Lego que he comprado por la mañana en un mercadillo.

Saco una lata de cerveza del frigorífico y me preparo un sándwich. A punto estoy de encender el ordenador, pero finalmente abro la novela que días atrás saqué de la biblioteca por insistencia de un amigo, que en la barra de un bar........

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