Lo mejor de tener hijos es que, gracias a ellos, puedes disfrutar de un sinfín de cumpleaños infantiles. Lo digo con ironía, claro. No se me ocurre mayor tortura que un ‘escape room’ lleno de niños sudorosos y chillones.

Bueno, sí se me ocurre algo aún más aterrador: un parque de bolas. En los parques de bolas todos los niños sacan al pequeño diablo que llevan dentro. Juro que yo los he visto en las camas elásticas torcer el cuello y vomitar la tarta de chuches como en la escena famosa de ‘El exorcista’.

Con los desmesurados cumpleaños que organizamos a nuestros hijos estamos creando monstruos. Hay cumpleaños infantiles que parecen bodas en Las Vegas, solo falta un doble de Elvis cantando el ‘Happy birthhay’. Cuando, dentro de unos pocos años, estos niños espídicos se vayan de ‘festi’ y se pongan hasta arriba de bebidas energéticas y de sustancias ilegales la van a liar no parda sino pardísima.

Son los cumpleaños de nuestros hijos, más que nuestros propios cumpleaños, los que nos hacen ver y sentir el paso del tiempo. La energía con la que soplan las velas del pastel es la fuerza que mueve el mundo. No hay nada más puro que la risa de un niño y, aunque solo sea por verlos reír, merece la pena sufrir la tortura de los parques de bolas y de los ‘escape rooms’. La alegría que brilla en sus ojos cuando se lanzan por una tirolina todavía no está contaminada por el malestar existencial que les llegará luego, en la adolescencia, como el acné.

Nunca deberíamos despertar de ser niños. Se lo decía el poeta a su hijo: ríete siempre. Que la boca no se te ponga triste. La risa salvaje de un niño es la espada más victoriosa.

QOSHE - Cumpleaños infantiles - Julio José Ordovás
menu_open
Columnists Actual . Favourites . Archive
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close
Aa Aa Aa
- A +

Cumpleaños infantiles

6 0
02.02.2024

Lo mejor de tener hijos es que, gracias a ellos, puedes disfrutar de un sinfín de cumpleaños infantiles. Lo digo con ironía, claro. No se me ocurre mayor tortura que un ‘escape room’ lleno de niños sudorosos y chillones.

Bueno, sí se me ocurre algo aún más aterrador: un parque de bolas. En los parques de bolas todos los niños sacan al pequeño diablo que llevan dentro. Juro que yo los he visto en las camas........

© Heraldo de Aragón


Get it on Google Play