¿Quién será el próximo BlackBerry?
A veces una empresa no muere. Simplemente deja de importar.
No ocurre con ruido. No hay comunicado. No hay despedida. Un día, el mercado sigue adelante… sin mirar atrás.
BlackBerry no colapsó de golpe. Se quedó quieta mientras todo alrededor empezó a moverse más rápido. Mientras confiaba en lo que la había hecho exitosa, otros aprendían a incomodarse antes. Y esa es la parte que debería inquietarnos hoy. Porque el verdadero riesgo no es quedarse sin tecnología. Es quedarse con demasiada certeza.
Durante años, BlackBerry fue sinónimo de seguridad, productividad, estatus corporativo. Tenía clientes fieles, contratos sólidos, ventajas técnicas reales. Y aun así, perdió algo que no supo medir: la sensibilidad para leer el cambio cultural que venía detrás de la tecnología.
No fue un problema de innovación puntual. Fue un problema de mirada. Creyó que su fortaleza era suficiente. Y dejó de preguntarse si seguía siendo relevante.
Ese patrón —creer que el liderazgo pasado garantiza el futuro— ya no pertenece solo a las grandes tecnológicas. Hoy atraviesa sectores enteros que se sienten a salvo porque “siempre funcionó así”.
Ahí está el verdadero peligro.
Porque mientras observamos a Apple debatirse entre la comodidad de su........





















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