Odiar o no odiar… 'that is the question'. Se puede odiar porque nos han repetido que odiar, así en general, no es delito. Depende de hacia quien vaya dirigido ese odio. Contra un hombre, bien, y mejor si es blanco y heterosexual. Se odia correctamente a un torero, a un cristiano o a un rico. Y europeo a poder ser. Si es un político de derechas tiene bien merecido el odio. Ahí no es delito. En cambio, está terminantemente prohibido odiar a una mujer, da igual como sea. Es un delito si odias a un homosexual, a alguien con la piel negra y por supuesto, está perseguido odiar a los políticos de izquierdas o ultraizquierdas. Hay que odiar bien.

El Jefe del Estado o los representantes de cualquier tendencia están a menudo en la diana de los más radicales pero la justicia pocas veces ha podido condenar estos hechos porque el odio, en el Código Penal español, no es un delito. Puede ser una conducta reprochable pero dentro de la esfera de la moral y la ética del ciudadano.

No es delito pero sí es triste ver escenas de una falta de respeto institucional que no se ha perseguido en los últimos años, por ejemplo, durante las visitas del rey a Cataluña. Los del Comité de Defensa de la República lo han «ahorcado» una y otra vez, muñecos que representan al monarca, con el uniforme y la corona, colgado del cuello. Y decenas de fotografías de Felipe VI y antes de Juan Carlos I quemadas en plaza pública. Hace unos ocho meses, esta vez en Madrid, en la facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense apareció un muñeco ahorcado, simulando al rey, junto a una pancarta en la que se podía leer: «El rey tiene una cita en la plaza del pueblo, una soga al cuello y que le caiga el peso de la ley», es una de las letras de las canciones del rapero mallorquín Valtonyc, uno de nuestros odiadores profesionales, condenado por llamar a «matar un Guardia Civil» durante uno de sus conciertos.

También en Pamplona, en un acto organizado por Sortu, le colocaron una soga en el cuello a una estatua de Felipe VI y una decena de jóvenes tiraron de la cuerda hasta que cayó al suelo y terminó decapitado. La guillotina también fue protagonista en una representación de las juventudes socialistas para 'cortar la cabeza' a Mariano Rajoy. El tiro en la nuca, representado por un punto rojo, también ha sido muy recurrente para amenazar a Santiago Abascal, presidente de Vox. Y ha sido «apaleado» junto a Díaz Ayuso, por una supuesta feminista en una representación teatral. Del monigote que hicieron de la presidenta madrileña para las protestas por la sanidad pública, alguno dijo que estaba con las «tripas fuera», como a más de uno «le gustaría verla». Vemos en País Vasco o Pamplona homenajes a etarras, en las calles, pero parece que tampoco hay delito ni de odio ni de enaltecimiento del terrorismo.

Durante la pandemia apareció también un vídeo en el que se veía a un hombre hacer prácticas de tiro contra dianas con la cara de Pedro Sánchez, Pablo Iglesias, Irene Montero o Fernando Grande-Marlaska al grito de ¡sentencia! En esa ocasión, el gobierno de Pedro Sánchez, a través de la Abogacía del Estado sí denunció los hechos ante la Fiscalía. Pero la causa fue archivada.

La clave de estos casos es que la acción debe ir dirigida contra colectivos especialmente vulnerables. Ha sido el Tribunal Supremo o el Tribunal Europeo de Derechos Humanos quienes han señalado esta concreción para que sea un delito.

Mientras el PSOE da luz verde a la reforma del Código Penal impulsada en el Congreso por el grupo parlamentario de Yolanda Díaz para despenalizar las injurias a la Corona, el ultraje a los símbolos nacionales, el enaltecimiento del terrorismo o la ofensa a los sentimientos religiosos en defensa, dicen, de la «libertad de expresión» pretenden utilizar la Abogacía del Estado y la Fiscalía General del Estado para judicializar el apaleamiento de un muñeco que representa a Pedro Sánchez, con nariz de Pinocho incluida.

Eran unas trescientas personas en la calle Ferraz, alentando a cuatro a pegar palos a una piñata del presidente del Gobierno hasta caerla al suelo y pegarle patadas. Tal vez no tenían un plan mejor para la última noche del año. Eso sí debería ser delito.

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QOSHE - Hay que odiar bien - Elena Salamanca
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Hay que odiar bien

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05.01.2024

Odiar o no odiar… 'that is the question'. Se puede odiar porque nos han repetido que odiar, así en general, no es delito. Depende de hacia quien vaya dirigido ese odio. Contra un hombre, bien, y mejor si es blanco y heterosexual. Se odia correctamente a un torero, a un cristiano o a un rico. Y europeo a poder ser. Si es un político de derechas tiene bien merecido el odio. Ahí no es delito. En cambio, está terminantemente prohibido odiar a una mujer, da igual como sea. Es un delito si odias a un homosexual, a alguien con la piel negra y por supuesto, está perseguido odiar a los políticos de izquierdas o ultraizquierdas. Hay que odiar bien.

El Jefe del Estado o los representantes de cualquier tendencia están a menudo en la diana de los más radicales pero la justicia pocas veces ha podido condenar estos hechos porque el odio, en el Código Penal español, no es un delito. Puede ser una conducta reprochable pero dentro de la esfera de la moral y la ética del ciudadano.

No es delito pero sí es triste ver escenas de una falta de respeto........

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