Es Viernes Santo. Uno de los días más especiales del año en el calendario católico. Es momento de recogimiento, de recordar la entrega de Jesucristo, su crucifixión en el Calvario y su salvadora resurrección. Millones de creyentes en todo el mundo llegan a esta semana con especial ilusión a pesar de que se intente eliminar la fe y las manifestaciones religiosas de nuestros entornos públicos. Pero la tradición está más presente que nunca en una sociedad en la que la alta traición, como la de Judas Iscariote, está a la orden del día. Que se sabe y se presiente sentados todos en la misma mesa alrededor de esa última cena.En este día, como cada Viernes Santo, todo se torna de luto. O debería. Por eso también, las estaciones de penitencia de las cofradías de este día son de especial recogimiento. Como el riguroso luto, la elegancia y la solemnidad de Nuestra Señora de la Soledad, que no podía salir de otro sitio que no fuera la catedral para recorrer las siempre frías y ventosas calles del casco histórico de Salamanca. Ella nos traslada el verdadero sentido de estos días, de la tristeza serena, de la despedida del hijo muerto en la Cruz para salvar al pueblo. Y a la profunda fe y el sentimiento cristiano se suma la oportunidad de contemplar, en la calle, en movimiento, la riqueza artística de una talla impresionante del magnífico escultor Mariano Benlliure. Porque esto, unido al llamamiento turístico y económico, también es Semana Santa.Este segundo día del Triduo Pascual seguimos mirando al cielo. Llevamos todo el año pidiendo agua y parece que se ha concentrado en la semana de la primavera que más horas estamos en la calle. Y hemos llegado a odiar la lluvia estos días aunque rápidamente lo retiramos de nuestra cabeza, porque no son buenos días para la animadversión hacia nada ni nadie. Y nos consolamos con saber que hace mucha falta en algunos lugares de nuestro país aunque nuestras cofradías predilectas, esas que solo vemos en la calle una vez al año, se queden en casa.Es tiempo también de «estación de penitencia», que tiene una clara connotación de conversión y reconciliación, de participación en los sagrados ritos. Y aunque no todos nos vistamos con la túnica para recorrer los barrios hacia el templo grande, el de mayor importancia de la Diócesis, todos deberíamos aprovechar estos días para hacer ese ejercicio de reflexión sobre nuestras debilidades, faltas y sobre nuestra entrega, atención o ayuda a quienes más lo necesitan. Porque esto debería ir más allá de un sentimiento religioso, de una conducta mística pero es cierto que apoyarse en el catolicismo para trabajar sobre esos principios es de gran ayuda. Como lo ha sido a lo largo de más de dos mil años.Y quien se encuentra fácilmente con la fe y el cristianismo que lo haga sin miedo ni pudor, que proclame firmemente que por encima de las vanidades, las apariencias, los engaños y las traiciones de esta sociedad en nuestra religión, que conmemoramos en su máxima expresión estos días, está el objetivo de perseguir la verdad en la figura de Jesucristo. Y este debe ser el verdadero sentido de la estación de penitencia, del camino y la conversión. Y que cada uno sepa en qué lugar quiere situarse. Puede ser un nazareno que en silencio, con discreción, recorre las calles junto al resto de hermanos acompañando a sus titulares, pero también puede ser costalero. O costalera, porque Salamanca fue la primera ciudad en contar con mujeres para portar los pasos. Esa figura se entiende por el privilegio de cargar sobre uno mismo el peso de la imagen y sentir, de alguna manera, que estas más cerca del Señor o de la Virgen.Llegará pronto el Domingo de Resurrección y seguiremos con otra estación de penitencia, con la que venimos recorriendo desde hace algunos años. Con ese empujón continuo de un cortejo que no va nada hermanado y que nos puede llevar a la ruptura total. Por eso no se pueden perder los principios ni los valores, tal vez cristianos, tal vez lo que usted quiera, pero que nadie consiga partir ese camino que debemos seguir haciendo juntos y por todos aquellos que lo mantuvieron firme antes. Y mantenernos en alerta ante otra penitencia que es la de tres campañas electorales en cuatro meses y tres comicios en tres meses consecutivos. Que la paz sea con nosotros.

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QOSHE - Estación de penitencia - Elena Salamanca
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Estación de penitencia

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29.03.2024

Es Viernes Santo. Uno de los días más especiales del año en el calendario católico. Es momento de recogimiento, de recordar la entrega de Jesucristo, su crucifixión en el Calvario y su salvadora resurrección. Millones de creyentes en todo el mundo llegan a esta semana con especial ilusión a pesar de que se intente eliminar la fe y las manifestaciones religiosas de nuestros entornos públicos. Pero la tradición está más presente que nunca en una sociedad en la que la alta traición, como la de Judas Iscariote, está a la orden del día. Que se sabe y se presiente sentados todos en la misma mesa alrededor de esa última cena.En este día, como cada Viernes Santo, todo se torna de luto. O debería. Por eso también, las estaciones de penitencia de las cofradías de este día son de especial recogimiento. Como el riguroso luto, la elegancia y la solemnidad de Nuestra Señora de la Soledad, que no podía salir de otro sitio que no fuera la catedral para recorrer las siempre frías y ventosas calles del casco histórico de Salamanca. Ella nos traslada el verdadero sentido de estos........

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