"El ministro de Policía se ocupa de las cosas que le incumben y también de todas las que no le incumben".
Tayllerand

Creo que esta vez sí, que esta vez la verdad los tiene cercados. Cuando hace más de cinco años leía la biografía que el prolífico y malogrado Stefan Zweig escribió sobre Fouché, amoral y todopoderoso ministro de Policía francés, ya lo hice subrayando lo que coincidía con la infamia que Fernández Díaz había hecho poniendo la policía del Estado al servicio de su propio partido. Es bueno subrayar, sólo tienes después que ir a la página adecuada: "Escucha y espía, se mete en las casas por las puertas traseras, y lleva en secreto a Barras esa sucia mucosidad de la vida pública". Ahora comprobamos que el temido eclesiástico reconvertido en todopoderoso dueño de la Policía francesa también compartía con el muy creyente ministro pepero el llevar las mucosidades ciertas y, sobre todo, las falsas a su jefe superior. Sólo le faltaba tener su inteligencia para poder establecer la comparación.

Todo esto que ya sabíamos o intuíamos —la guerra sucia del PP contra el independentismo desde la policía, conjugada con una pinza mediática y judicial— ve la luz ahora contrastado en documentos internos policiales que apuntan directamente a que M.Rajoy estaba en el ajo y era periódicamente informado. No estamos aún sino en la punta del iceberg de todo lo que las investigaciones y las fuentes van a poner a disposición de la ciudadanía, del Parlamento y, finalmente, espero, que de la justicia. No será fácil, pero esta vez parece que sí, que el pus infecto podrá ser drenado y que aflorará toda la podredumbre democrática que esconde. Puede que la democracia tenga que agradecerle entonces a los independentistas catalanes que se consiga sajar de una vez la más grave afrenta democrática desde los GAL socialistas: la utilización de los medios del Estado y, más allá, de los medios llamados a proteger a los ciudadanos para perseguirlos por sus ideas. No se trataba sólo de espiar sino de crear procedimientos falsarios y meter en la cárcel a personas. Sólo si se entiende esa pinza, se comprende la amnistía.

En Madrid he visto mucho encogimiento de hombros cuando atemorizada exponía la vileza con la que el gobierno de Rajoy se apropió de los resortes del Estado para usarlos ilegalmente. Con los golpistas catalanes, todo valía. No eran sólo gente de derechas, también socialdemócratas que, por cierto, no han sido capaces de estallar ellos mismos el absceso. ¿Cuántas purgas democráticas ha hecho Marlaska en su ministerio? Ni ha tenido voluntad ni puede que sepa de la misa la media. Pero los que colaboraron en todo esto siguen por ahí. No se trataba sólo de Villarejo y los comisarios. Hay más gente en las costuras de las policías y la Guardia Civil. Lo mismo que hay más colaboradores necesarios, por acción o por omisión, en la justicia y en el periodismo. Los que abrieron investigaciones y las sostuvieron y las impulsaron sabiendo que eran prospectivas y basadas en conjeturas policiales, los que publicaron sin adverar informes falsos para destruir a personas muy concretas. Por eso ERC pedirá la comparecencia de Marlaska, a ver con qué cara la frena el PSOE.

No será fácil, pero esta vez parece que sí, que el pus infecto podrá ser drenado y que aflorará toda la podredumbre democrática que esconde

Los documentos muestran hasta qué punto las acusaciones eran falsas. Cotilleos, bulos de internet o puro voluntarismo nutrían las investigaciones que se proponían. Cualquier podría haber caído en sus nefandas manos. Se lo digo a los de los hombros encogidos. Miren que hasta el ya fallecido decano del Colegio de Abogados de Madrid, un señor nacido en Burgos al que le disputaba el cargo una señora de la capital, aparece también como potencial objetivo de sus manejos, porque el asalto a cualquier centro de poder les movía. Quede claro que no les importaba vulnerar los derechos de quien fuera. Los decanos, los fiscales, los independentistas, Trias, Rosell, los banqueros, los podemitas y si me apuran el propio PSOE, que estaba en el punto de mira del epicentro sucio, la Brigada de Análisis y Revisión de Casos, cuando se metió a investigar cuestiones ya sentenciadas como el caso Faisán o el 11-M, con la esperanza de obtener armas políticas contra ellos. ¿Cómo no va a ser esto grave? Es lo más grave desde el GAL, como ya escribí en este medio varias veces. Tan grave que cuando se ha intentado buscar justicia sobre tales atropellos a derechos y libertades fundamentales, las pelotas judiciales han ido despejándose aquí y allá para lograr siempre archivar los casos sin buscar responsables.

¿Qué ha cambiado ahora?, me dirán. ¿No quedará de nuevo en agua de borrajas? Creo que esta vez no. Son varias las cosas que han cambiado. Una, es la ingente cantidad de documentación real y que se podrá adverar que va a salir a la luz, dejaron mucho rastro. Dos, Villarejo está fuera de la ecuación, lo que propiciará que no se enturbie el flujo de datos, que un tipo corrupto como él no maneje y entrevere los datos de falsedades a su interés. Tres, no hay nada judicializado que permita a los jueces neutralizar los casos, enviarlos de un sitio a otro, ponerles trabas o archivarlos (esto es importante porque las revelaciones acabarán salpicando sí o sí a algunos magistrados por su actitud complaciente con las falsedades policiales). Cuatro, en la comisión habrá gente que hable, más de lo que hasta ahora se ha oído y que hable con documentos. Cinco, una vez los papeles sobre la mesa y las declaraciones efectuadas, la Justicia no tendrá otro remedio que investigar lo resultante hasta el fondo; con el GAL se hizo, a trancas y barrancas pero se hizo. Sexto, y no menos importante, el partido que pudo tener la tentación de no remover las aguas, el socialista, está ahora impelido por sus socios no sólo a no poner cortapisas sino a ser pro activo. Séptimo, hay los suficientes medios de comunicación dispuestos a constatar la verdad de la ignominia a pesar de que los que colaboraron con ella intenten mirar para otro lado y a pesar de los celos profesionales, se unirán más.

El sistema debe funcionar para purgarse. Es infame vivir en un país en el que puedes ser investigado a escondidas, acusado de falsedades, perseguido por jueces que las asumen durante años, encarcelado o arruinado, estigmatizado, todo por pensar diferente de quiénes tienen el poder. Un sistema así no puede ser llamado democracia ni puede levantar la cabeza hasta que no haya limpiado todo resquicio de una tropelía así. Y si los documentos y los testimonios dejan a la luz indicios de prevaricación judicial, no hace falta llamarlos de otro modo, entonces la justicia debe limpiarse a su vez.

Esta vez saldrá el pus. No podríamos soportar que así no fuera.

QOSHE - Esta vez saldrá el pus - Elisa Beni
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Esta vez saldrá el pus

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17.01.2024

"El ministro de Policía se ocupa de las cosas que le incumben y también de todas las que no le incumben".
Tayllerand

Creo que esta vez sí, que esta vez la verdad los tiene cercados. Cuando hace más de cinco años leía la biografía que el prolífico y malogrado Stefan Zweig escribió sobre Fouché, amoral y todopoderoso ministro de Policía francés, ya lo hice subrayando lo que coincidía con la infamia que Fernández Díaz había hecho poniendo la policía del Estado al servicio de su propio partido. Es bueno subrayar, sólo tienes después que ir a la página adecuada: "Escucha y espía, se mete en las casas por las puertas traseras, y lleva en secreto a Barras esa sucia mucosidad de la vida pública". Ahora comprobamos que el temido eclesiástico reconvertido en todopoderoso dueño de la Policía francesa también compartía con el muy creyente ministro pepero el llevar las mucosidades ciertas y, sobre todo, las falsas a su jefe superior. Sólo le faltaba tener su inteligencia para poder establecer la comparación.

Todo esto que ya sabíamos o intuíamos —la guerra sucia del PP contra el independentismo desde la policía, conjugada con una pinza mediática y judicial— ve la luz ahora contrastado en documentos internos policiales que apuntan directamente a que M.Rajoy estaba en el ajo y era periódicamente informado. No estamos aún sino en la punta del iceberg de todo lo que las investigaciones y las fuentes van a poner a disposición de la ciudadanía, del Parlamento y, finalmente, espero, que de la justicia. No será fácil, pero esta vez parece que sí, que el pus infecto podrá ser drenado y que aflorará toda la podredumbre democrática que esconde. Puede que la........

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