"Estoy a favor de la verdad, la diga quien la diga. Estoy a favor de la justicia, a favor o en contra de quien sea."
Malcolm X

El patio de mi comunidad es particular, ya saben, cuando llueve se moja como los demás. Mojarse es poco. Arrecia en Madrid y en el patio de una presidenta cuyo "entorno", en sentido cada vez más amplio, tiene como especialidad vivir de comisiones millonarias en un sector tan sensible como la sanidad, en plena y mortal pandemia, y al que la avaricia atacaba hasta el punto de pretender no pagar los impuestos. Todo ello envuelve en sospechas y lodo una posición que no ha sido capaz de aclarar. Esa posición que, al menos en lo social, ha mejorado como beneficiaria de un comercio tan poco claro en el que nada se produce, a nadie se emplea, sólo se trafica con contactos que se cobran su peso en oro. Ayuso, esa eterna aspirante a rival de Sánchez, se mete en la cama que quiere (textual) pero si antes no sabía quién la ocupaba, ahora ya se ha tenido que enterar. Así que el ciudadano que se mete en su cama por el otro lado ha pasado a ser designado por la presidenta como "el particular". El particular que la pasea en Maserati y la tiene viviendo como una reina en un piso que ni de coña vale lo que dicen que pagaron por él. Feijóo acaricia un gato, lo veo.

No venía a hablarles del particular de Ayuso en particular —el que más y el que menos tenemos nuestro propio particular mucho más honesto—, sino de la evidencia de que las instituciones se desbordan cada vez con menos remilgos y son forzadas políticamente según quien sea el adversario político. Lo denuncié con los independentistas catalanes y no me voy a privar de decirlo cuando atañe al particular de una señora a la que me gustaría ver lejos de la Puerta del Sol. Aquí todo son cosas raras, de esas que estoy especializada en contarles y que tratan de la falta de contención institucional cuando se inicia una guerra. La de ahora va de quién cae primero: Sánchez o Ayuso.

Vayamos con el hecho de que el abogado inicial del tal señor particular debe estar compitiendo con la primera abogada de Alves para obtener la copa de abogado torpe del año. Todo el mundo jurídico sabe que cuando un penalista quiere llegar a un acuerdo con el fiscal, se pone en contacto y pide una cita presencial para hablarlo. Todo penalista sabe que tu cliente no es culpable ni cuando ingresa en prisión e incluso que los acuerdos "se aceptan" y uno "se aviene" a declararse culpable. Así que enviar un correo electrónico conteniendo una frase-bomba —"en efecto, se han cometido dos delitos fiscales"— y un documento de ocho folios especificando cómo quieres hacer el acuerdo y concretando la falta, así de primeras, a un correo común de esa fiscalía, es de bisoño por no usar un calificativo peor. Inciso: si tienen problemas penales, contraten a un penalista de colmillo afilado, no a inspectores de Hacienda o altos funcionarios reconvertidos ni, evidentemente, a abogados de otras especialidades.

Desgraciar las instituciones, violentar su sentido, hacerlas cruzar líneas irreversibles no vale con ningún adversario político

Mas la torpeza hubiera quedado cubierta por la confidencialidad si la Fiscalía no hubiera decidido hacer público ese correo para contestar a un periódico que había recibido una filtración del entorno de Ayuso de otro en el que era la Fiscalía la que ofrecía el acuerdo (y que era posterior). La Fiscalía no tiene como objetivo deshacer entuertos periodísticos ni entrar en batallas políticas dando la razón a uno u otro equipo mediático. Lo ha hecho. Para ello emitió un comunicado con el timing de la operación que contenía el correo en el que el abogado del señor particular admitía que había cometido dos delitos fiscales. Esa publicidad, esa ruptura de la confidencialidad, afecta al derecho de defensa porque lo hemos leído todos, incluidos la juez que ha de instruir y los que han de juzgar. ¿Qué defensa tiene un tipo, por más particular que sea, cuyo abogado afirma que ha cometido los delitos? Más allá de eso, afecta, ciertamente, a la confianza que los abogados de cualquier territorio puedan depositar en la Fiscalía a la hora de tratar de alcanzar acuerdos. Si lo que digan, sobre todo con clientes poderosos, puede hacerse público y entrar en la lucha política, ¿quién será capaz de negociar nada?

Hay quien piensa que la Fiscalía ha actuado en justa defensa de su posición ante noticias no totalmente exactas, pero ni es así ni es este el papel de la institución. Si a cada noticia regulera que les afectara, respondieran con los datos buenos, ¡a qué esperamos los periodistas para sonsacarles con publicaciones poco contrastadas! Nunca se ha hecho. Tampoco es cierto que si una parte decide filtrar algo que le concierne, la Fiscalía tenga carta blanca para saltarse la confidencialidad y filtrar el resto. Tan es así, que se ha publicado que la fiscal jefe del TSJM, Almudena Lastra, se negó a firmar ese comunicado a la prensa y exigió a su jefe, el fiscal general de Estado, que le diera la orden por escrito en aplicación del artículo 25 del Estatuto Fiscal. Sucede que Lastra es tan fiscal progresista como el que más, que pertenece a la misma asociación que Álvaro García y que la nombró Dolores Delgado. No se trata de ideología, sino de las líneas que se pueden o no traspasar y de estar dispuesto o no a todo.

Ahora el Colegio de Abogados de Madrid, el más grande de Europa, se va a querellar con la Fiscalía por ello. Cosas veredes, Sancho. Y es que desgraciar las instituciones, violentar su sentido, hacerlas cruzar líneas irreversibles no vale con ningún adversario político. Se empieza con el todo vale contra los terroristas vascos, se sigue con el todo vale con los independentistas catalanes, se continúa con el todo vale con los particulares que duermen sin mascarilla con los del PP y ¿quién sabe cuándo nos llega al resto? Y no crean que no nos ha salpicado ya. Un director de gabinete de un presidente autonómico ha escrito que piensa triturar un medio de comunicación y hacer que cierre y pierdan su trabajo centenares de periodistas por publicar noticias que no le vienen bien a su señorita. Todos los límites, todas las líneas.

El particular es lo de menos. Lo de más son las costuras de un sistema que amenaza con desgarrarse al menor descuido. Hoy la Fiscalía, otro los jueces, el Senado, la presidencia del Congreso, los ministros macarras del Gobierno... Tan hecha unos zorros va a quedar la democracia que ni Ziblatt y Levitsky nos la zurcen.

QOSHE - El particular - Elisa Beni
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El particular

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20.03.2024

"Estoy a favor de la verdad, la diga quien la diga. Estoy a favor de la justicia, a favor o en contra de quien sea."
Malcolm X

El patio de mi comunidad es particular, ya saben, cuando llueve se moja como los demás. Mojarse es poco. Arrecia en Madrid y en el patio de una presidenta cuyo "entorno", en sentido cada vez más amplio, tiene como especialidad vivir de comisiones millonarias en un sector tan sensible como la sanidad, en plena y mortal pandemia, y al que la avaricia atacaba hasta el punto de pretender no pagar los impuestos. Todo ello envuelve en sospechas y lodo una posición que no ha sido capaz de aclarar. Esa posición que, al menos en lo social, ha mejorado como beneficiaria de un comercio tan poco claro en el que nada se produce, a nadie se emplea, sólo se trafica con contactos que se cobran su peso en oro. Ayuso, esa eterna aspirante a rival de Sánchez, se mete en la cama que quiere (textual) pero si antes no sabía quién la ocupaba, ahora ya se ha tenido que enterar. Así que el ciudadano que se mete en su cama por el otro lado ha pasado a ser designado por la presidenta como "el particular". El particular que la pasea en Maserati y la tiene viviendo como una reina en un piso que ni de coña vale lo que dicen que pagaron por él. Feijóo acaricia un gato, lo veo.

No venía a hablarles del particular de Ayuso en particular —el que más y el que menos tenemos nuestro propio particular mucho más honesto—, sino de la evidencia de que las instituciones se desbordan cada vez con menos remilgos y son forzadas políticamente según quien sea el adversario político. Lo denuncié con los........

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