"Un hombre tiene que hacer lo que tiene que hacer"
Fred Zinnemann

Lo imposible se vuelve real. El que fuera su mano derecha le planta cara a Sánchez y se niega a servir de cortafuegos en el escándalo del caso Koldo. No daban crédito. Tal vez se apaga la ilusión del hombre que siempre aterriza de pie. Junts no puede votar que no a la amnistía, repetían. Ábalos no puede desobedecer al partido y menos pasarse al Grupo Mixto, insistían, aun momentos antes de su comparecencia de ayer. Los relatos han perdido su magia, ya no funciona la varita. Hasta el punto de que la épica de la lucha implacable contra la corrupción "caiga quien caiga" que encargó Sánchez se ha quedado pequeña y perdida frente al solo ante el peligro de Ábalos. Malo es que hasta la épica te la roben, la épica que empezó en un Peugeot 407 y que para alguno, de momento, ha terminado en la Audiencia Nacional.

Si algo tiene Ábalos es que se le entiende todo. Está quemado porque le quieren quemar, a él que salvó de tantos incendios. Le parece injusto que le inmolen en una pira que construyeron entre todos. No aparece en ningún documento judicial ni policial, pero le exigen responsabilidad política por haber metido hasta la cocina del poder a un mindundi fornido que ha terminado siendo un choro. Pero ¿fue él quien lo metió? y, sobre todo, ¿era el único que era consciente de que estaba paciendo en ministerio y en consejo de Administración pública? ¿El único que sabía que toda la familia tomaba de la sopa boba del poder? Vaya, que después de tanta lealtad y tanta familiaridad, de la vida de Koldo García no sabía nadie más que José Luis Ábalos. "Soy un peón que se inserta en una lucha política sin reglas", ha confesado. Y quien no tiene más reglas que su futuro y su ambición todos sabemos quién es. Traducirle al valenciano es muy fácil. "Que me miren a los ojos los que me quieren acabar", no me mandes a Santos a casa ni me intentes defenestrar por vía interpuesta, al menos ejecútame tú y es que "él me conoce". Él. Ambos se conocen, tal vez demasiado a estas alturas.

La postura de Ábalos no es difícil de entender ni personal ni jurídica ni políticamente. Primero, porque siendo diputado y conociendo a Ismael Moreno, que no es García-Castellón, este investigará a fondo y sólo si encuentra algo serio que implique al exministro, elevará una exposición razonada al Supremo. Entre pitos y flautas, casi dos años de margen antes de una eventual declaración ante un juez. Si se llega a ir del Congreso, eso podía suceder en cualquier momento. ¡Dos años! A saber dónde estamos todos, y sobre todo algunos, dentro de dos años. En otros términos, el que tanto ha ejecutado, sabe perfectamente que quieren su "muerte política y civil" y que renunciar ahora significaba colgarse el estigma de corrupto antes de que lo hiciera ningún juez. ¿Para proteger a quién? La vez anterior, cuando fue defenestrado doblemente, como ministro y como número tres del PSOE, lo dejaron colocado y aún ahora iba a seguir una patada hacia adelante llevándole a las listas como eurodiputado. Nadie explicó aquello —a pesar de que tres meses antes el Supremo inadmitió una querella precisamente por estas mascarillas y esta empresa— aunque era tan raro, pero eso sí, no le dejaban a los pies de los caballos, sino colocado. Ahora todo es distinto: de ética no se vive y él se pregunta cómo se manifestaría esta ética en "una fase de reparación posterior" a su "cancelación civil" y "sacrificio público".

Todo huele a desmoronamiento, no sólo hay una sombra pestilente de corrupción, sino que alguien ha plantado cara al inefable

Ábalos no se ha plegado a inmolarse por orden del amo. "Me enfrento a todo el poder político y lo hago solo". Sin chofer, sin escolta, sin secretaria, sin factótum. Y a pesar de esa soledad y de la suspensión de militancia y de tenerse que sentar en el gallinero al lado de Belarra, a pesar de todo eso, la sensación general, al menos en la Villa y Corte y a excepción de los groupies reconocidos, es de que el que sale debilitado es Pedro Sánchez. Solo ante el peligro, hay un hombre solo ante el peligro, pero, ¿quién es? Demasiada gente apuntando que disparará ahora que se ha abierto la espita. A lo mejor lo que le retuerce el bazo a Ábalos es haber sido el hombre leal de los favores y las encomiendas al que ahora, displicentemente y sin mirarle a los ojos, se quiere tirar a la papelera. No se va a dejar. Sabe mucho y así lo insinúa o lo dice directamente.

Un flanco abierto que tras las elecciones gallegas no refuerza exactamente a los socialistas en su negociación con Junts. Dicen que a aguas revueltas, ganancia de pescadores, y en esta ocasión los juntaires serían los llamados a sacar las redes llenas. Siguen en sesiones maratonianas para intentar llegar a un acuerdo, aunque algunos de los negociadores tienen otros negocios urgentes que atender y eso no es bueno, porque despista. La cosa no está hecha, pero al PSOE le corre ahora mismo una prisa enorme de culminar la amnistía, lograr algo que pueda sobreponerse a este piélago en el que chapotean. Eso, a priori, debe jugar a favor de los negociadores de Puigdemont, no está la cosa para ponerse muy estupendos. No se alegren demasiado, que no es tan fácil. Puede que incluso dentro de los propios socialistas encargados de este asunto, unos lo vean de una forma y otros de otra. Queda aún más de una semana en la que, al paso que vamos, puede pasar todavía cualquier cosa. El negociado de Koldo y la compaña —dejémoslo así, aún no podemos determinarla del todo— iba más allá de las mascarillas y, según los mentideros de Madrid, sobrevolaba otras importantes operaciones de poder y de dinero. Veremos.

La UE entrará también en juego para investigar qué dinero procedente de sus fondos anda al retortero en sociedades off-shore o en sacos ocultos en trasteros. Eso tampoco va a dejar bien a Sánchez ante sus amigos europeos y duele en lo más íntimo, sobre todo a gentes como él. Muchos se frotan las manos, en Madrid y en provincias, en todos los terrenos que han sido esquilmados por el bien del líder. Todo huele a desmoronamiento, no sólo hay una sombra pestilente de corrupción, sino que alguien ha plantado cara al inefable. Todavía hay quien en Ferraz va diciendo que Ábalos tiene que obedecer al partido hasta que su expulsión no sea firme. Yo no le tocaría mucho las gónadas. Aunque ha dicho que tendrá libertad de criterio, también es de prever que no vote contra su partido a menos que... mejor no provocarle. Porque Junts no podía votar que no... el exministro no se podía ir al Grupo Mixto y Ábalos no puede votar distinto que el PSOE, ¿o sí?

La amnistía y un pacto extenso con Junts podrían paliar las vías de agua que se abren a la legislatura, pero también pueden abrirle otras nuevas según lo que se vea obligado a entregar. Mantener el poder está antes que la justicia, lo ha dicho Ábalos y no sé si va a acabar imputado o no, pero en lo que le escuece no miente. Lo clava. "Tengo muchas respuestas y las iré dando". Son ya demasiados los que las esperan.

QOSHE - A PSOE revuelto, ganancia de Junts - Elisa Beni
menu_open
Columnists Actual . Favourites . Archive
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close
Aa Aa Aa
- A +

A PSOE revuelto, ganancia de Junts

4 1
28.02.2024

"Un hombre tiene que hacer lo que tiene que hacer"
Fred Zinnemann

Lo imposible se vuelve real. El que fuera su mano derecha le planta cara a Sánchez y se niega a servir de cortafuegos en el escándalo del caso Koldo. No daban crédito. Tal vez se apaga la ilusión del hombre que siempre aterriza de pie. Junts no puede votar que no a la amnistía, repetían. Ábalos no puede desobedecer al partido y menos pasarse al Grupo Mixto, insistían, aun momentos antes de su comparecencia de ayer. Los relatos han perdido su magia, ya no funciona la varita. Hasta el punto de que la épica de la lucha implacable contra la corrupción "caiga quien caiga" que encargó Sánchez se ha quedado pequeña y perdida frente al solo ante el peligro de Ábalos. Malo es que hasta la épica te la roben, la épica que empezó en un Peugeot 407 y que para alguno, de momento, ha terminado en la Audiencia Nacional.

Si algo tiene Ábalos es que se le entiende todo. Está quemado porque le quieren quemar, a él que salvó de tantos incendios. Le parece injusto que le inmolen en una pira que construyeron entre todos. No aparece en ningún documento judicial ni policial, pero le exigen responsabilidad política por haber metido hasta la cocina del poder a un mindundi fornido que ha terminado siendo un choro. Pero ¿fue él quien lo metió? y, sobre todo, ¿era el único que era consciente de que estaba paciendo en ministerio y en consejo de Administración pública? ¿El único que sabía que toda la familia tomaba de la sopa boba del poder? Vaya, que después de tanta lealtad y tanta familiaridad, de la vida de Koldo García no sabía nadie más que José Luis Ábalos. "Soy un peón que se inserta en una lucha política sin reglas", ha confesado. Y quien no tiene más reglas........

© ElNacional.cat


Get it on Google Play