En épocas coloniales Cartagena se convirtió en una ciudad de creciente esplendor. Se le llamaba “antesala” del reino de España, un imperio que duró 300 años, el más importante del mundo de entonces. Su brillo era tan especial que despertó la codicia de otras potencias que la atacaron muchas veces para saquearla. Se le cubrió de un sistema de defensa tan minucioso, que sigue causando asombro.

A esta ciudad maravillosa llegaban los viajeros de las metrópolis lejanas, y se embarcaban otros que iban a ellas desde las nuevas tierras. Su amplia, hermosa y segura bahía servía de abrigo a la flota de Tierra Firme que con sus enormes galeones conectaba al viejo con el nuevo mundo.

Cartagena era un luminoso faro en el Caribe. Al tomar la determinación de liberarse del dominio hispano se colmó de gloria, pero sufrió lo indecible por su hazaña. El siglo XIX fue testigo de su mayor decadencia, aunque al final del decimonónico comenzó a sobreponerse y con lujo conmemoró sus primeros cien años de independencia, en 1911, con obras que perviven y un espíritu de creciente orgullo.

Después se convirtió en el destino turístico más importante de Colombia y es hoy una ciudad pujante y decadente al tiempo. Su dirigencia falló en su papel conductor de manera clara en los últimos tres lustros, multiplicándose sus pesares. Pobreza y necesidades insatisfechas aplastaron los anhelos de sus comunidades vulnerables. Los cuatro años últimos marcaron una etapa de máximo declive en el alma del ser cartagenero, que se colmó de desesperanzas y marcó su desconfianza hacia los líderes que habían perdido el norte.

Hoy un gobierno nuevo en manos de Dumek Turbay busca enrutar de nuevo su destino. La meta es rescatarle el fulgor a la ciudad, convertirla en la metrópoli del gran Caribe, con desarrollo sostenible que implica crecimiento económico, armonía medioambiental y bienestar social. La meta intermedia es el 2033 /500 años de fundación/ con los tres siguientes gobiernos distritales comprometidos en un mismo propósito, y una ciudadanía con capacidad crítica y propositiva. Reconstruir una ciudad como Cartagena no es tarea fácil. Por el contrario, exige todos los esfuerzos, sacrificios permanentes, dedicación, inteligencia, planeación, visión, decisión, acción, dejar atrás prejuicios sociales, desavenencias políticas sin llegar al unanimismo.

El ser social cartagenero necesita revalorarse, llenarse de nuevos criterios, fortalecerse con otros orgullos sin dejar que los viejos se marchiten. Hay que rescatar la memoria extraviada, reconocer lo que otros hicieron por nosotros, reasumir la necesidad de crecer en sociedad. El porvenir es tarea de todos, sin excepción.

QOSHE - Cartagena, esplendor del gran caribe /1/ - Eduardo García Martínez
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Cartagena, esplendor del gran caribe /1/

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27.04.2024

En épocas coloniales Cartagena se convirtió en una ciudad de creciente esplendor. Se le llamaba “antesala” del reino de España, un imperio que duró 300 años, el más importante del mundo de entonces. Su brillo era tan especial que despertó la codicia de otras potencias que la atacaron muchas veces para saquearla. Se le cubrió de un sistema de defensa tan minucioso, que sigue causando asombro.

A esta ciudad maravillosa llegaban los viajeros de las metrópolis lejanas, y se embarcaban otros que iban a ellas desde las nuevas tierras. Su amplia, hermosa y segura bahía servía de abrigo a la flota de Tierra Firme que con sus enormes galeones conectaba al viejo con........

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