Mucho se debatió esta semana acerca de si las elecciones regionales fueron un ‘plebiscito’ sobre la gestión del Gobierno. El oficialismo, con algunas excepciones notables, como Gustavo Bolívar, se expresó en contra de esa tesis. La oposición, emocionada por varias victorias importantes, interpretó los resultados como una paliza al Ejecutivo. Ambos tienen razón y ambos se equivocan.

Es cierto, por un lado, que las elecciones regionales obedecen a factores y preferencias muy distintos que las presidenciales. En Medellín y Cali, por ejemplo, la alcaldía se definió en oposición a las desastrosas administraciones que gobiernan esas ciudades. Y la elección del alcalde de Barranquilla, por su parte, no tuvo nada que ver con la gestión del Presidente, sino con la resiliente popularidad del candidato ganador.

Hay que considerar, además, que los grandes debates ideológicos de la actualidad en el país (izquierda vs. derecha, Pacto Histórico vs. Centro Democrático/Cambio Radical, etc.) suelen manifestarse más claramente en los comicios nacionales. Los regionales se mueven por intereses menos ideológicos, más anclados a las preocupaciones concretas de las localidades, la compra de votos o las alianzas clientelistas.

Al mismo tiempo, sin embargo, era palpable que había en el país un cierto ambiente, unas ganas, de parte de muchos electores, de usar el voto como vehículo para expresar su opinión sobre el Gobierno Nacional. Eso no es extraño: en tiempos de polarización, todo –una opinión sobre un artista, la guerra en Israel o la subterraneidad del metro de Bogotá– es susceptible de convertirse en una declaración de identidad política.

De modo que tienen razón los oficialistas: las regionales obedecieron a las dinámicas específicas de cada región. Pero ello no obstó para que también constituyeran un veredicto sobre la Administración central, así esa no fuera su función. En política las percepciones son realidades, y había que ser ciego y sordo para no percibir el ánimo plebiscitario que se sentía en las calles, al menos en las grandes capitales. Y en esas grandes capitales –Barranquilla, Bogotá, Cali, Medellín y Bucaramanga, por no mencionar otras localidades importantes– los resultados fueron marcadamente antipetristas.

Ahora bien, no hay que darles a esos resultados un alcance que no tienen. Son, sí, la fotografía de un electorado que se desencanta rápidamente del gobierno del ‘cambio’. Pero una cosa es el país real, donde vive ese electorado, y otra, el país político.

En el país político ocurren casos, por ejemplo, como el del gobernador electo de San Andrés, el liberal Nicolás Gallardo, quien tuvo el respaldo de los partidos antipetristas Cambio Radical y Centro Democrático, entre otros, pero se define a sí mismo como uno de “los gobernadores del Gobierno”. Ejemplos como ese hay muchos, quizá sean la mayoría, aunque hay excepciones claras, como las capitales ya mencionadas y la gobernación de Antioquia.

No hubo, pues, una derrota aplastante del petrismo, así las infografías sugieran lo contrario. El Presidente aún puede contar con la ambigüedad y el voltearepismo de muchos líderes regionales, que a partir de enero buscarán arrimarse al árbol que mejor los cobije.

Pero que Petro pretenda, como ha intentado, imponer la narrativa de que el verdadero ganador fue él no es más que un acto de flagrante posverdad. Si algo quedó claro el domingo es que el periodo de gracia, o de beneficio de la duda, que el país real, no el país político, le había concedido al Gobierno del ‘cambio’ se agotó.

Si el Presidente y sus funcionarios consideran que eso es una ‘victoria’, están más desconectados de la realidad de lo que pensábamos. Y si yo fuera un político opositor, los dejaría seguir engañados.

THIERRY WAYS
En X: @tways
tde@thierryw.net

(Lea todas las columnas de Thierry Ways en EL TIEMPO aquí)

QOSHE - Regionales: un ‘plebiscito’ acotado - Thierry Ways
menu_open
Columnists Actual . Favourites . Archive
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close
Aa Aa Aa
- A +

Regionales: un ‘plebiscito’ acotado

5 8
05.11.2023

Mucho se debatió esta semana acerca de si las elecciones regionales fueron un ‘plebiscito’ sobre la gestión del Gobierno. El oficialismo, con algunas excepciones notables, como Gustavo Bolívar, se expresó en contra de esa tesis. La oposición, emocionada por varias victorias importantes, interpretó los resultados como una paliza al Ejecutivo. Ambos tienen razón y ambos se equivocan.

Es cierto, por un lado, que las elecciones regionales obedecen a factores y preferencias muy distintos que las presidenciales. En Medellín y Cali, por ejemplo, la alcaldía se definió en oposición a las desastrosas administraciones que gobiernan esas ciudades. Y la elección del alcalde de Barranquilla, por su parte, no tuvo nada que ver con la gestión del Presidente, sino con la resiliente popularidad del candidato ganador.

Hay que considerar, además, que los grandes debates ideológicos de la actualidad en el país (izquierda vs. derecha, Pacto Histórico vs. Centro Democrático/Cambio........

© El Tiempo


Get it on Google Play