Al finalizar la administración Gaviria (1990-1994), cerca del 38 % de la población estimaba que Colombia iba por buen camino. Pero, tras un año de Samper (1994-1998), solo un 20 % pensaba así. El país giró rápidamente hacia un “Estado fallido” en materia de seguridad ciudadana y fragilidad macroeconómica, donde un 70 % de la población pasó a concluir que el país empeoraba en múltiples frentes. Esa situación prevalecería a lo largo de la administración Pastrana (1998-2002), agravada por la crisis hipotecaria resultante de la burbuja financiera por él heredada (1993-1997).

Bajo Uribe I (2002-2006) y Uribe II (2006-2010), la situación de malestar ciudadano se corrigió drásticamente, al reducirse la percepción de empeoramiento a solo el 35 % de la población (la mitad del registro anterior), lo cual continuaría hasta la primera mitad de Santos I (2010-2014). Pero, durante el segundo mandato de Santos (2014-2018), el país regresó a una situación de malestar en opinión de un 70 %. Ello constituía una gran paradoja, pues la firma del proceso de paz ocurría, supuestamente, tras derrotarse el paramilitarismo y la guerrilla. Bajo el mandato Duque (2018-2022) continuaría el escalamiento del malestar ciudadano, según el 85 % de los encuestados por Invamer. Esto reflejaba los recurrentes paros que llevaron al Presidente a ‘quemar fusibles’, incluyendo el del ministro de Hacienda.

Así que el péndulo político ha ido virando de la derecha uribista, que había consolidado el terreno para iniciar el proceso de paz, hacia el centro de Santos. Según Malcolm Deas (q. e. p. d.), esta dupla Uribe-Santos merecía conjuntamente el Nobel de Paz, a fin de cuentas ambos tuvieron que enfrentar los ‘falsos positivos’ y lograron triunfos antirrebeldes.

Ahora el péndulo político se ha inclinado hacia la izquierda petrista (2022-2026), la cual vociferó por 30 años en plazas públicas contra el sector privado. Sin embargo, nunca se preparó para gobernar en beneficio de esa gran masa de clase media expandida que hoy cubre el 70 % de nuestra población (incluyendo aquí el 40 % de la llamada franja vulnerable, la más afectada por el mal manejo gubernamental).

A lo largo del primer año del gobierno petrista, este continúa sin distinguir el daño de Rusia a Ucrania o de Hamás a Israel, con el pueblo palestino en una horrible encrucijada. Y a nivel local carece de un plan de transición energética o de dotación de infraestructura. Además, amenaza con descarrilar el sistema de salud, en vez de solucionar ese 20 % que carece de adecuados servicios. Tampoco ha registrado esta administración la importancia de generar confianza institucional para continuar atrayendo la inversión que permita que el país logre elevar su crecimiento hacia el 4 % anual, donde su apalancamiento requiere tasas mínimas del 25 % del producto.

Los últimos sondeos de Invamer (comparables con los arriba mencionados) indican que la desaprobación de la gestión de Petro ha escalado del 20 % hacia un 60 % tras su primer año de gobierno. Dicho deterioro fue similar bajo Santos-II, pero la tendencia indica que Petro arriesga con ir a índices de 70 % de rechazo, como los que enfrentó Duque durante la segunda mitad de su mandato. Esto debido al deterioro del orden público (escalando del 75 al 85 % en respuestas negativas); costo de vida (del 80 al 86 %); ambiente económico (61 al 77 %), donde la única variable con percepción ciudadana aceptable es la del empleo (en 68 %, casi 10 puntos por debajo respecto de Duque).

Cabe señalar que, desde el 2019, Invamer mide la “mala función presidencial” y en este frente también le va mal a Petro, pues ese registro ha escalado del 7 % hacia prácticamente el doble, tras un año de gobierno. Haría bien el petrismo en virar de sus diletantes trinos hacia una profesional gestión presidencial, pues esa es la tarea para la cual fue elegido.

SERGIO CLAVIJO

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Péndulo político y percepciones

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29.10.2023

Al finalizar la administración Gaviria (1990-1994), cerca del 38 % de la población estimaba que Colombia iba por buen camino. Pero, tras un año de Samper (1994-1998), solo un 20 % pensaba así. El país giró rápidamente hacia un “Estado fallido” en materia de seguridad ciudadana y fragilidad macroeconómica, donde un 70 % de la población pasó a concluir que el país empeoraba en múltiples frentes. Esa situación prevalecería a lo largo de la administración Pastrana (1998-2002), agravada por la crisis hipotecaria resultante de la burbuja financiera por él heredada (1993-1997).

Bajo Uribe I (2002-2006) y Uribe II (2006-2010), la situación de malestar ciudadano se corrigió drásticamente, al reducirse la percepción de empeoramiento a solo el 35 % de la población (la mitad del registro anterior), lo cual continuaría hasta la primera mitad de Santos I (2010-2014). Pero, durante el segundo mandato de Santos (2014-2018), el país regresó a una situación de malestar en opinión de un........

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