U‘Ferrari’, drama personal de episodios biográficos (biopic) acaecidos en 1957, revela responsabilidades empresariales e incidentes afectivos para poner a prueba la inteligencia emocional del fundador del sello más acreditado de autos deportivos de lujo. ‘Yo, capitán’ o la odisea real de dos jovencitos senegaleses en busca del sueño europeo que cruzan el inmenso desierto del Sahara a pie y caen víctimas de bandidos libios antes de capitanear bravas aguas del Mediterráneo. ‘El bolero de Rubén’, cantado y llorado, anuncia ser la primera tragedia del musical colombiano, aunque deja ver tonalidades escénicas algo preocupantes que pueden pecar de amarillistas en el imaginario de barrios marginados o comunas populares.

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Enzo Ferrari (1898-1986). Nacido y fallecido en Módena, Emilia Romaña. Llamado ‘il commendatore’ por empleados y seguidores, hijo del mecánico Alfredo Ferrari —fanático de las carreras de carros en pueblos y carreteras del norte italiano—. Ingeniero mecánico, piloto de Fórmula 1, desde 1923 vinculado con Alfa Romeo, cuando ganó el Grand Prix de Ravenna. Primero fue la escudería Ferrari, después los vehículos de alta velocidad y preciosos diseños industriales; vendedor exclusivo, timón estrella, jefe y seleccionador de pilotos ganadores, eterno competidor de Maserati y Ford.

‘Ferrari’ (2023): coproducción angloinglesa dirigida, mas no escrita, por Michael Mann —experto en cintas de acción por encargo—. Adaptada en imágenes del libro ‘El hombre y la máquina’, obtuvo el León de Plata a mejor dirección. Se esbozan sus estrategias corporativas, órdenes de producción y eventos promocionales para relievar “récord de vueltas y velocidades más altas en pista”, hasta constituirse en uno de los mejores equipos competitivos de la historia. Pero más allá de entusiasmarnos con varios circuitos de carreras, la atención automovilística se dispersa hacia líos sentimentales, rivalidades de sus mujeres y reconocimiento del único heredero por fuera de su matrimonio.

En efecto, 1957 fue un año de emociones encontradas: Mille Miglia (de Módena a Brescia), la tragedia de su piloto estrella —el joven aristócrata español Alfonso de Portago, quien protagonizara en la vida real el ‘beso de la muerte’ con su novia actriz Linda Christian—, enfrenta o sobrelleva crisis financieras y amenazas de quiebra, retirado de las pistas daba instrucciones, pero no miraba el desarrollo de las correrías. Todo estos aspectos y recuerdos de vida están narrados con lujo de detalles visuales y de producción, con un irreconocible e inexpresivo Adam Driver, que no parece ser Driver, y una tediosa Penélope Cruz.

‘Yo, capitán’ (Io Capitano, Matteo Garrone, 2023). Coproducción europea de Italia, Francia y Bélgica. “El viaje de un héroe”, tal como anuncia su cartel publicitario, se refiere al muchacho senegalés Seydou, quien trabaja arduamente como albañil en un miserable barrio suburbano y emprende junto a su primo (Moussa) la riesgosa travesía de dos o tres mil kilómetros en busca del laborable suelo europeo. Desde Dakar en el mar Atlántico a la frontera de Malí y Nigeria, el inmenso desierto del Sahara, una Libia acechada por bandidos o autoridades corruptas y las aguas tímidas del Mediterráneo hasta divisar la más septentrional de las islas del área marítima europea (Lampedusa).

Filmada en Senegal, Marruecos y Sicilia por el contundente autor que ha explorado mafias reinantes (Gomorra) y trabajos romanos subvalorados (Dogman). Su título, Io capitano, se entiende solo en su parte final cuando Seydou, sin saber nadar, deberá ponerse al timón de un barco chatarra y salvar las vidas de centenares de sufridos inmigrantes. León de Plata, en Venecia, a la mejor dirección. ¡Bravo, Garrone!

En conclusión: aunque la madre le prohíbe semejante aventura transcontinental, que bien podría costarle la vida, Seydou se va y sufrirá lo indecible al caer extorsionado por traficantes inescrupulosos, perder sus menguados ahorros y ser arrastrado a pruebas terribles de supervivencia. En medio de tal viacrucis hiperrealista salpican escenas de sueños y apariciones, cuando sostiene con una mano al aire el vuelo horizontal de una moribunda y anónima compañera. En pleno desierto… huellas de pasos en la arena y sombra larga de quien desafía al destino —reconfortante imagen en medio del dolor y la persistencia—.

‘El bolero de Rubén’ (Juan Carlos Mazo, Colombia 2024). Melodrama, patético y tremendista, con transiciones musicales imaginadas por una pobre mujer (doña Marta), quien 12 años atrás tenía sueños artísticos frustrados para siempre por la encarcelación de su marido malandrín y picaflor (Rubén).

Desde un parche descuidado, cacerola y micrófono en mano, la digna señora de Rubén se cree rodeada de reflectores y admiradores. Permanece encerrada, entre cuatro paredes que se derrumban, no le entra luz de la calle y se sienten tanto el abandono como las manchas y los recuerdos desteñidos de viejos tiempos; canta y llora sus desventuras en el lavadero, en el inodoro o donde sea.

Guerra cruzada de pandilleros y cuentagotas, entre barrancos oscuros y escalas desbaratadas de cemento, con latas y cartones amontonados; sicariato y bandidos involucrados en masacres familiares, ajustes de cuentas y balaceras. No sabemos quién está con quién, se rezaga la música popular y algunas perlas del despecho como aquella de un clavo que saca otro clavo. Nota final: Marlon Moreno y Majida Issa cantan, aunque no canten.

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Cuando los sueños se vuelven pesadilla

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19.03.2024
U‘Ferrari’, drama personal de episodios biográficos (biopic) acaecidos en 1957, revela responsabilidades empresariales e incidentes afectivos para poner a prueba la inteligencia emocional del fundador del sello más acreditado de autos deportivos de lujo. ‘Yo, capitán’ o la odisea real de dos jovencitos senegaleses en busca del sueño europeo que cruzan el inmenso desierto del Sahara a pie y caen víctimas de bandidos libios antes de capitanear bravas aguas del Mediterráneo. ‘El bolero de Rubén’, cantado y llorado, anuncia ser la primera tragedia del musical colombiano, aunque deja ver tonalidades escénicas algo preocupantes que pueden pecar de amarillistas en el imaginario de barrios marginados o comunas populares.

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Enzo Ferrari (1898-1986). Nacido y fallecido en Módena, Emilia Romaña. Llamado ‘il commendatore’ por empleados y seguidores, hijo del mecánico Alfredo Ferrari —fanático de las carreras de carros en pueblos y carreteras del norte italiano—. Ingeniero mecánico, piloto de Fórmula 1, desde 1923 vinculado con Alfa Romeo, cuando ganó el Grand Prix de Ravenna. Primero fue la escudería Ferrari, después los vehículos de alta velocidad y preciosos diseños industriales; vendedor exclusivo, timón estrella, jefe y seleccionador de pilotos ganadores, eterno competidor de........

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