Desde hace muchos años existe un consenso internacional sobre la función que cumplen los páramos y humedales como ecosistemas estratégicos en todo el planeta. Las características ecológicas de estos paisajes los convierte en una fuente maravillosa de servicios ecosistémicos, brindando bienestar a las poblaciones que dependen de ellos. Por eso, en gran medida, estos refugios de vida están manejados bajo figuras de conservación.

(También le puede interesar: Dos metros cuadrados)

Recuerdo que cuando trabajaba en el Instituto Humboldt tuve la oportunidad de liderar y apoyar proyectos de alto impacto donde resaltábamos la importancia de los páramos y humedales y la función que estos cumplen para gestionar de forma efectiva el cambio climático, aportando directamente a la adaptación, la mitigación y la gestión de riesgos. Fue una época maravillosa en donde también pudimos hacer interpretaciones desde las ciencias para tener cuantificaciones sobre la captura de carbono de estos ecosistemas.

No cabe duda de que los humedales actúan como reservorios y por su alta diversidad biológica potencian una conectividad ecológica única. ¡Son verdaderos sistemas de vida sostenible! Imaginemos por un momento si, además de la función ecológica que cada uno de estos ecosistemas cumple, reforzáramos estas características con la implementación de soluciones basadas en la naturaleza para potenciar su protección y conservación.

Cerca del 37 % de la reducción de gases de efecto invernadero necesarios para promover la mitigación del cambio climático en todo el mundo se pueden apalancar a través de este tipo de soluciones, integrando al mismo tiempo, elementos de bienestar integral que beneficiaran a todos los actores involucrados. Los beneficios del humedal simplemente se multiplicarían.

Mientras garanticemos la sostenibilidad de un humedal, estaremos aportando a la conservación de otro ecosistema estratégico en la región, en el país y en el mundo.

Desde hace un año, enfocada en trabajar por el emprendimiento sostenible de Colombia desde la Universidad EAN, tuve la oportunidad de conocer el caso del humedal Gualí, ubicado en Cundinamarca (entre los municipios Mosquera, Funza y Tenjo) y, en particular, la preocupación de una empresa que quería promover acciones para su conservación.

A través de una alianza multiactores liderada por la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia, Alimentos Doria, la universidad Ean y el amplio apoyo de la CAR Cundinamarca, empezamos a cocrear opciones de conservación y gestión sostenible para el humedal, pero con un factor diferencial: la ciencia participativa.

En compañía de las comunidades y los actores locales, realizamos sesiones de interpretación ecológica, visitas y caminatas y, en general, una apropiación social del conocimiento en torno al rol que cumple el humedal Gualí, como ecosistema estratégico para la ciudad de Bogotá.

Este proceso nos llevó a diseñar un portafolio de soluciones basadas en la naturaleza –único en su tipo– y un modelo de gobernanza que hoy se presenta como bitácora integral para promover futuros posibles para todos.

Gestionar la sostenibilidad del territorio pasa por entender la compleja interacción que tienen ecosistemas de este tipo con la vitalidad y funcionalidad de los sistemas de vida, donde convergen múltiples elementos bióticos y abióticos, por eso, tras contar con estos lineamientos cocreados entre la academia, el sector empresarial, las comunidades y los gobiernos locales, decidimos crear Misión Gualí como una iniciativa que hace parte de un mosaico de conservación de la Sabana de Bogotá, permitiendo que más actores se sumen a este proyecto en pro de los humedales urbanos.

Diseñar mecanismos de conservación para el humedal Gualí no solo beneficia en forma directa a la población anfibia que depende de sus servicios ecosistémicos, a las empresas que conviven con este ecosistema o a los gobiernos locales que deben luchar por su conservación, sino que también promueve un tejido de conectividad ecológica importantísimo para la región de Cundinamarca, pues todos los humedales están conectados entre sí por funciones ecológicas que no vemos con nuestros ojos, pero están allí.

Apalancar estas ideas y convertirlas en realidad pasará nuestras fronteras, pues beneficiará también el cumplimiento de las metas asociadas al Marco Post-2020 –actual instrumento vinculante del Convenio de Diversidad Biológica– que, junto a los Objetivos de Desarrollo Sostenible y el Acuerdo de París, nos ayuda a diseñar escenarios resilientes para el presente y el futuro de la humanidad a partir de la biodiversidad.

Mientras garanticemos la sostenibilidad de un humedal, estaremos aportando a la conservación de otro ecosistema estratégico en la región, en el país y en el mundo. Viviendo una vulnerabilidad climática tan grave como la que actualmente enfrentamos con el fenómeno El Niño, asegurar la resiliencia territorial a través de los humedales, los páramos y los bosques, es nuestra completa responsabilidad. Diseñar sistemas de vida sostenible está en nuestras manos.

Trabajar por el humedal Gualí es aportar sostenibilidad a todos los humedales de la región. Y del mundo.

MARÍA EUGENIA RINAUDO MANUCCI

(Lea todas las columnas de María Eugenia Rinaudo en EL TIEMPO, aquí)

QOSHE - Misión Gualí - María Eugenia Rinaudo
menu_open
Columnists Actual . Favourites . Archive
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close
Aa Aa Aa
- A +

Misión Gualí

4 0
14.02.2024

Desde hace muchos años existe un consenso internacional sobre la función que cumplen los páramos y humedales como ecosistemas estratégicos en todo el planeta. Las características ecológicas de estos paisajes los convierte en una fuente maravillosa de servicios ecosistémicos, brindando bienestar a las poblaciones que dependen de ellos. Por eso, en gran medida, estos refugios de vida están manejados bajo figuras de conservación.

(También le puede interesar: Dos metros cuadrados)

Recuerdo que cuando trabajaba en el Instituto Humboldt tuve la oportunidad de liderar y apoyar proyectos de alto impacto donde resaltábamos la importancia de los páramos y humedales y la función que estos cumplen para gestionar de forma efectiva el cambio climático, aportando directamente a la adaptación, la mitigación y la gestión de riesgos. Fue una época maravillosa en donde también pudimos hacer interpretaciones desde las ciencias para tener cuantificaciones sobre la captura de carbono de estos ecosistemas.

No cabe duda de que los humedales actúan como reservorios y por su alta diversidad biológica potencian una conectividad ecológica única. ¡Son verdaderos sistemas de vida sostenible! Imaginemos por un momento si, además de la función ecológica que cada uno de estos ecosistemas cumple, reforzáramos estas........

© El Tiempo


Get it on Google Play