Comunicadora social y escritora

Algunas veces, haciendo autostop, otras, llevando autos de alquiler de un lugar a otro. ¿Hasta qué punto seríamos capaces de dejar nuestra comodidad y lanzarnos a viajar por carreteras subiendo extraños en el auto o subiéndonos en carros manejados por desconocidos? En Ecuador y en las condiciones actuales sería casi un suicidio intentarlo, pero me quedé con la idea del deseo de libertad.

De esta manera, pienso en los libros como el medio para viajar a muchos lugares impensables o imposibles, volviéndome su copiloto, una cómplice silenciosa que transita junto a los personajes y va adoptando filias que a veces permanecen con nosotros, aunque la historia haya terminado. Por ejemplo, en la obra de Kerouac creo que me hubiera subido encantada de la vida en el auto que llevaba al volante al loco Dean y hubiese tenido charlas literarias de lo más interesantes con Sal (que es el personaje que el mismo Kerouac inventó para poder contar su propia experiencia ya que ese viaje es basado en hechos reales).

Por tanto, estoy convencida de que hay momentos en los que sentimos que es necesario huir del mundo exterior, y los libros son el mejor camino para ello. Son un lugar seguro desde el cual podemos ver la vida y aunque muchas veces escuchamos que la lectura es un ejercicio solitario, a veces, puede convertirse en punto de encuentro y unión. De tal forma que, para esta lectura frenética nos unimos, esta escritora, una lectora apasionada, un mago escéptico y armamos nuestro propio viaje analizando la ruta de viaje y las aventuras de Kerouac. La mirada del otro para poder vernos, también aplica en la lectura colectiva, leer siempre trae aprendizajes desde todo orden.

Finalmente, los invito a emprender el viaje hacia los libros, si pueden hacerlo entre amigos, estoy segura de que será un camino más divertido. Recuerden que las palabras pájaro nos llevan a los mejores lugares. Cierro esta columna con las palabras del escritor mencionado: “La única gente que me interesa es la que está loca, la gente que está loca por vivir, loca por hablar, loca por salvarse, con ganas de todo al mismo tiempo, la gente que nunca bosteza ni habla de lugares comunes, sino que arde, arde como fabulosos cohetes amarillos explotando igual que arañas entre las estrellas...”.