Desde mi óptica, lo más relevante en el 2024 serán las elecciones de noviembre en Estados Unidos. La posibilidad del regreso de Trump ya está teniendo efectos, desde el debilitamiento de la coalición que apoya a Ucrania hasta un rediseño global de las alianzas.

El fin de cada año es, querámoslo o no, una instancia que nos induce a hacer balances, revisar nuestras actividades, así como el estado de nuestro entorno y proyectar escenarios del futuro inmediato. En esa línea y en relación con el entorno internacional, ¿por qué no hacerlo como columnista? En esto, por supuesto, interviene mi visión personal sobre los hitos del 2023 y lo que se podría venir para el 2024.

En un mundo vertiginoso, con muchas cosas pasando, quisiera concentrarme en algunos temas y episodios del año que termina, pero también en algunos escenarios de lo que podría acontecer. Esta selección es, por supuesto, personal y no necesariamente pudiera condecirse con la importancia que se le asigna en el entorno o por los expertos. Pero vamos entonces con mi análisis.

Podemos decir que la libertad es uno de los valores más trascendentes de la condición humana. Ella nos permite crecer y desarrollarnos a plenitud. Este elemento esencial de nuestra naturaleza ha sido reconocido, entre otras instancias, por la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Esta parte en su primer artículo estableciendo que “todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”.

Lamentablemente, desde que el ser humano existe, unos han conculcado la libertad de otros y esto persiste hasta nuestros días.

El régimen que mejor preserva la libertad, a pesar de todas sus imperfecciones y de la crisis de representación y legitimidad que ha experimentado en los últimos años, es la democracia. Aunque no asegura elegir a los mejores, por lo menos permite remover a las autoridades en un sistema de alternancia.

El 2023 fue un año en el que las libertades han retrocedido y son más los sistemas autoritarios o en vía de serlo que antes. Eso viene siendo una tendencia que ha seguido progresando y que tiene a más de la mitad del mundo en distintos niveles de opresión.

Sin embargo, hay luces dentro de las sombras, y América Latina se ha aferrado sorprendentemente a la democracia, a pesar de su tradición de caudillismo y el difícil contexto que vive, con fuertes problemas sociales. La mayoría de nuestros países ha sorteado críticos momentos, respetando procesos electorales y la voluntad mayoritaria, así como la institucionalidad democrática.

Otro punto luminoso es la derrota del PiS en Polonia, en las últimas elecciones generales. En este país, uno de los más importantes de Europa del Este, se estaba consagrando un régimen cada vez más autoritario, siguiendo la senda de Hungría. Estas últimas elecciones quebraron esa tendencia y probablemente reverberarán en la zona, alentando a los sectores liberales de esos países en un contexto más propenso a regímenes nacionalistas y populistas.

También en Europa, la guerra en Ucrania es al final una pugna entre libertad y dictadura y, aunque este país ha resistido a los embates de Vladimir Putin, empiezan a surgir fisuras en la alianza occidental liberal, partiendo por el propio Estados Unidos, donde la pugna interna está bloqueando la continuidad de su apoyo militar y económico a Ucrania. En otros Estados, como Alemania, Países Bajos y la misma Polonia, la voluntad de asistir a Ucrania se está resquebrajando. Esto se acentuará a medida que se acerquen las elecciones presidenciales y legislativas en Estados Unidos, con un Partido Republicano y su más probable candidato (Donald Trump) que son críticos de mantener dicho apoyo.

Ucrania, sin el soporte externo, tendría que someterse a las condiciones de Rusia, no solamente mermando su territorio, sino también revitalizando el régimen de Putin y su lógica, lo que estimulará los autoritarismos en todas las latitudes, así como la dinámica del uso de la fuerza en las relaciones internacionales.

Volviendo a nuestra región, 2023 ha sido un año complicado para los regímenes autoritarios. El deterioro económico en Cuba es cada vez más profundo, al mismo tiempo que es evidente que ese régimen prácticamente no tiene nada que mostrar en materia de desarrollo social a estas alturas.

En Venezuela el gobierno de Maduro, también debilitado por la anemia económica, ha tenido que ceder, al menos tácticamente, y negociar la implementación durante el 2024 de unos comicios libres. Esto no está para nada asegurado y el régimen hará todo lo posible para aferrarse al poder, pero la oposición, esta vez de la mano de una mujer, María Corina Machado, está en mejor pie que en los anteriores intentos.

En El Salvador todo parece indicar que Bukele se reelegirá, a pesar de la prohibición constitucional, porque mantiene una alta popularidad en atención a su lucha efectiva contra el crimen organizado, en un país que llevaba años rehén de este fenómeno.

En lo electoral, 2024 será un año recargado. En todo el mundo, más votantes que nunca en la historia acudirán a las urnas, ya que al menos 64 países (más la Unión Europea) –que representan una población combinada de aproximadamente el 49% del total mundial– celebrarán elecciones nacionales, cuyos resultados, para muchos, tendrán consecuencias en los años venideros.

El 2023 no fue precisamente un año pacífico. A la guerra en Ucrania se suman las guerras civiles en Etiopía y Sudán, de las cuales ha habido poca cobertura, pero que han generado muchas víctimas y atroces crímenes de guerra. Y desde fines del presente año, la guerra en Gaza, que comenzó por una matanza terrorista por el grupo Hamas.

De los mencionados, geopolíticamente los más relevantes son los conflictos en Ucrania y Gaza. Respecto de este último, también se han violado todas las leyes de la guerra y las víctimas civiles palestinas se acumulan cada día. Esta guerra podría escalar, ya sea porque otros países de la región se involucren, como porque se produzca una masiva rebelión de la población palestina en los territorios ocupados. Pero, aunque ello no ocurra, se está incubando un gigantesco problema de seguridad en los próximos años para Israel, con una población palestina que ya no tendrá más que perder tras la destrucción absoluta de su modo de vida (ya precario) en Gaza.

El mundo se ha vuelto también un lugar más inseguro y ha contribuido a aquello la expansión del crimen. Dentro del difícil panorama global, las poblaciones y los gobiernos están entendiendo que esta es una de las amenazas principales no solo para su integridad, sino también para la gobernanza y que, por lo tanto, debe ser prioritario su combate. Ya hay señales de una articulación más potente en ese sentido.

Desde mi óptica, lo más relevante en el 2024 serán las elecciones de noviembre en Estados Unidos. La posibilidad del regreso de Trump ya está teniendo efectos, desde el debilitamiento de la coalición que apoya a Ucrania hasta un rediseño global de las alianzas. Su triunfo o el de una opción similar generaría grandes consecuencias, adversas al mundo liberal.

También hay que seguir atentamente lo que ocurrirá en los comicios en Taiwán de enero, porque de su resultado no solo dependerá el rumbo de la isla –más autonomía o, al contrario, buscar un acomodo con China–, sino que también incidirá en la estrategia china hacia ese territorio, pudiendo gatillar o acelerar una opción militar.

Finalmente, las elecciones en India mostrarán si Modi sigue consolidando su control en desmedro del sistema democrático o la oposición es capaz de evitarlo.

Por último, creo que hay que seguir atentamente lo que está pasando en Argentina. Si hay un país que puede tener una transformación sustantiva en nuestra región es este. Durante el 2024, Javier Milei verá el éxito o fracaso de su proyecto.

El 2023 fue un año intenso y complejo, pero de mayor certidumbre relativa. El 2024 será mucho más incierto, con el foco en China en enero y en noviembre en Estados Unidos. Hay que seguir afirmándose.

QOSHE - Balance internacional de 2023 y lo que vendrá este 2024 - Juan Pablo Glasinovic Vernon
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Balance internacional de 2023 y lo que vendrá este 2024

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03.01.2024

Desde mi óptica, lo más relevante en el 2024 serán las elecciones de noviembre en Estados Unidos. La posibilidad del regreso de Trump ya está teniendo efectos, desde el debilitamiento de la coalición que apoya a Ucrania hasta un rediseño global de las alianzas.

El fin de cada año es, querámoslo o no, una instancia que nos induce a hacer balances, revisar nuestras actividades, así como el estado de nuestro entorno y proyectar escenarios del futuro inmediato. En esa línea y en relación con el entorno internacional, ¿por qué no hacerlo como columnista? En esto, por supuesto, interviene mi visión personal sobre los hitos del 2023 y lo que se podría venir para el 2024.

En un mundo vertiginoso, con muchas cosas pasando, quisiera concentrarme en algunos temas y episodios del año que termina, pero también en algunos escenarios de lo que podría acontecer. Esta selección es, por supuesto, personal y no necesariamente pudiera condecirse con la importancia que se le asigna en el entorno o por los expertos. Pero vamos entonces con mi análisis.

Podemos decir que la libertad es uno de los valores más trascendentes de la condición humana. Ella nos permite crecer y desarrollarnos a plenitud. Este elemento esencial de nuestra naturaleza ha sido reconocido, entre otras instancias, por la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Esta parte en su primer artículo estableciendo que “todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”.

Lamentablemente, desde que el ser humano existe, unos han conculcado la libertad de otros y esto persiste hasta nuestros días.

El régimen que mejor preserva la libertad, a pesar de todas sus imperfecciones y de la crisis de representación y legitimidad que ha experimentado en los últimos años, es la democracia. Aunque no asegura elegir a los mejores, por lo menos permite remover a las autoridades en un sistema de alternancia.

El 2023 fue un año en el que las........

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