Con la tristeza y el impacto por su muerte inesperada, elijo recordarlo como amiga, como ministra y como chilena.

Como amiga, innumerables detalles humanos y buenos momentos, en que se lograba combinar, casi por partes iguales, el cariño, el humor y las discusiones. Pasando de uno a lo otro, sin escalas. De ida y de vuelta. Amistad entretenida. Preguntas directas, sin rodeos, que expresaban afecto y mostraban preocupación.

Como ministra, el mejor jefe que se puede tener. Lo he dicho siempre. Exigente, pero apoyador al máximo. Las bilaterales había que prepararlas muy seriamente. Siempre sabía más que nadie sobre cualquier tema. Pero escuchaba atentamente cuando se le explicaba con argumentos una visión distinta. Tomaba decisiones y te empoderaba para llevarlas a cabo.

Para lo obvio no tenía paciencia. “Dígame algo que no sé”, se le escuchó decir más de alguna vez en La Moneda.

Nunca toleró bien, eso sí, estar fuera del chat de las ministras. Quería ser el “administrador” de todos los grupos de WhatsApp y era evidente que en ese no encajaba. No tener control de algo de lo que pasaba en su gobierno, por insignificante que fuera, no le gustaba demasiado.

Sin embargo, podía interrumpir cualquier reunión si alguno de sus nietos lo llamaba. Una bendición si eso ocurría en el medio de alguna compleja bilateral.

Como ministra de Medio Ambiente, lo recuerdo feliz empujando el proyecto que prohibió la entrega de bolsas plásticas. Sabía al detalle el daño ambiental que producían y fue la primera ley que promulgó en su segundo Gobierno.

En Educación, firme promotor de la libertad de enseñanza.

No dudó en empujar la Ley Aula Segura para combatir la violencia en los liceos emblemáticos, y el proyecto de Admisión Justa, que buscaba corregir las injusticias del sistema aleatorio de admisión escolar. Defendió siempre el reconocimiento al esfuerzo y mérito personal.

Meses después de terminado su gobierno, me reconocería que lo que más lamentaba era no haber tenido mayoría parlamentaria para poder corregir el daño que la reforma educacional de la ex Presidenta Bachelet estaba provocando.

Su compromiso con la calidad de la educación lo plasmó en uno de sus proyectos más queridos. La red de Liceos Bicentenario, que inició en su primer Gobierno y que amplió en el segundo, es uno de sus principales legados.

Como chilena, le agradezco haber puesto su vida y sus capacidades al servicio de Chile.

Mi hermano Felipe decía siempre que no hay nada más solidario que ser eficiente. Y nadie lo fue más que Sebastián Piñera. Sabía armar y liderar equipos. No paraba hasta entender el problema y encontrar una solución. Trabajador incansable en cada emergencia.

Una buena gestión salva vidas. Y lo saben bien los 33 mineros que tuvieron en él a un Presidente que trabajó sin parar hasta poder rescatarlos. Lo sabemos todos los chilenos que agradeceremos siempre su gestión durante la pandemia. Y lo sabrán, también, las generaciones futuras, a quienes les deja una lección imborrable, para prepararse y formarse, y así poder responder de la mejor forma en el momento en que Chile se los pida.

Su vitalidad, alegría y entusiasmo permanente hacen aún más difícil asumir que ya partió.

Marcela Cubillos – ex ministra de Educación y ex ministra de Medio Ambiente

QOSHE - Gracias Presidente - Marcela Cubillos
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Gracias Presidente

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07.02.2024

Con la tristeza y el impacto por su muerte inesperada, elijo recordarlo como amiga, como ministra y como chilena.

Como amiga, innumerables detalles humanos y buenos momentos, en que se lograba combinar, casi por partes iguales, el cariño, el humor y las discusiones. Pasando de uno a lo otro, sin escalas. De ida y de vuelta. Amistad entretenida. Preguntas directas, sin rodeos, que expresaban afecto y mostraban preocupación.

Como ministra, el mejor jefe que se puede tener. Lo he dicho siempre. Exigente, pero apoyador al máximo. Las bilaterales había que prepararlas muy seriamente. Siempre sabía más que nadie sobre cualquier tema. Pero escuchaba atentamente cuando se le explicaba con argumentos una visión distinta. Tomaba decisiones y te empoderaba para llevarlas a cabo.

Para lo obvio no tenía paciencia. “Dígame........

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