Las preferencias son la ventana de la personalidad. Muestran rasgos distintivos del carácter. Pueden presentar el temperamento y descubrir signos secretos de la condición humana, espiritual, material, social, política, cultural y económica.

¿Se pueden medir los criterios, parámetros, coordenadas o indicadores de las preferencias? ¿Nos hemos puesto a pensar sobre la importancia de los gustos, afectos, simpatías, elecciones, decisiones, creencias y aficiones?

Imaginemos que existe una balanza combinada con un metro, capaz de pesar y medir los valores definidores de nuestra conciencia y los fundamentos morales de todo aquello que despierta nuestro interés, para provocar inclinaciones, tendencias, predilecciones y favoritismos. Ese instrumento lo denominaremos preferómetro. ¿Estamos listos para pesarnos y medirnos con él?

El preferómetro escala la cima de nuestra capacidad cognitiva. Dibuja la ruta del destino escogido por los apetitos, sueños, fantasías, pesimismos, frustraciones, derrotas y aspiraciones. Es brújula para la nave perdida en la navegación sin fin de la nostalgia. Pero, puede ser el índice natural de la alegría, para quien sabe escoger estilo de vida, vocación, pareja, el lugar perfecto para vivir y el terreno final dónde dejar sus restos para la posteridad.

Sí. El ciclo biológico es inevitable, aunque el reloj sea una invención inexplicable y reductora del tiempo que ha sido capaz de ordenar la locura de la humanidad bajo una concepción incomprensible de la cordura. Eres tus sueños en la juventud, lo que vives en la madurez y aquello que sembraste para la ancianidad. Allí está el trípode de tu identidad. Sueña, vive y siembra. Cultiva lo que te gusta y elige bien. Porque nada detiene la marcha del cronómetro existencial hecho por una marca sagrada llamada vida.

Quienes afirman que la felicidad es una elección, y ser feliz consiste en una decisión, ignoran una situación pequeñita, pero esencial, denominada dolor. ¿Si algo te duele puedes simplemente ignorar que lo sientes? Hay que buscar la forma de reducirlo, controlarlo y superarlo. Si te duele, busca ayuda, tómate algo, accede a un tratamiento, sana y avanza. No introduzcas un clavo oxidado en la herida. Te haría más daño.

¿Podemos diseñar nuestro propio preferómetro? Por supuesto. Hay 5 herramientas que lo hacen funcionar: Valores, metas, capacidades, afiliaciones y sobre todo convicciones. Acércate a todo lo que estimule tu creatividad, potencie tu fe, refuerce principios, beneficie la salud y te haga sonreír.

No será fácil. Esfuérzate. Existe un preferómetro para ti.

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Un preferómetro | Columna de Julio César Henríquez

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18.11.2023

Las preferencias son la ventana de la personalidad. Muestran rasgos distintivos del carácter. Pueden presentar el temperamento y descubrir signos secretos de la condición humana, espiritual, material, social, política, cultural y económica.

¿Se pueden medir los criterios, parámetros, coordenadas o indicadores de las preferencias? ¿Nos hemos puesto a pensar sobre la importancia de los gustos, afectos, simpatías, elecciones, decisiones, creencias y aficiones?

Imaginemos que existe una balanza combinada con un metro, capaz de pesar y medir los valores definidores de nuestra conciencia y los fundamentos morales de todo aquello que despierta........

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