Los resultados de las elecciones presidenciales de Argentina han generado una ola de opiniones por lo inesperado del viraje ideológico que dio el país. Se ha dicho que es un salto a lo inesperado o que son inquietantes las ideas de ultraderecha del presidente electo, el economista Javier Milei, pero también hay quienes catalogan lo sucedido como un camino esperanzador y lleno de expectativas frente a las múltiples y profundas problemáticas que padecen los argentinos.
“Hoy comienza el fin de la decadencia argentina, empezamos a dar vuelta a la página de nuestra historia”, fue una de las frases proferidas por el nuevo mandatario tras el triunfo, con el 56 % de la votación, sobre su contendor, el ministro de Economía, Sergio Massa. El nuevo jefe de Estado, de 53 años, ultraconservador, quien se define como libertario, solo tiene experiencia en el mundo gubernamental como diputado y llegó al primer cargo de la Nación liderando la coalición política Libertad Avanza.
Como sus premisas principales, advirtió que su gobierno será limitado, “que cumple a rajatabla con sus compromisos”, al igual que será respetuoso de la propiedad privada y el libre comercio y cumplidor estricto de la ley.
Al calificar de crítica la situación de su país, en la que “no hay lugar para medias tintas”, ha anunciado cambios estructurales en el aparato estatal, el control de la hiperinflación, la dolarización de la economía, etc., que empezará a implementar a partir de su posesión, este 10 de diciembre.
Analistas políticos atribuyen su victoria al hartazgo con la crítica situación del país, pero también a la crisis generalizada de las democracias. Hay una tendencia a romper con los esquemas tradicionales en vista de la desatención de sus necesidades, la rampante corrupción y la creciente desigualdad social.
El médico Carlos Guido Musso, residente en Argentina, resumió así la situación actual: “es una nueva esperanza, este país se estaba desangrando en manos de una banda de delincuentes que solo procuraban su bienestar hambreando al pueblo al que decía cínicamente “proteger”. Más de la mitad de la Nación debajo de la línea de pobreza, 10 % de indigencia, los hospitales sin insumos, la mayor deserción escolar de la historia, hiperinflación, una catástrofe social y económica”.
Esperamos que Argentina tome un buen rumbo y supere los obstáculos que limitan su desarrollo y mantienen a sus ciudadanos sumidos en circunstancias difíciles. Los argentinos, en su sabiduría, decidieron darle un vuelco al liderazgo gubernamental, ¡lo mejor para ellos!
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