Hemos terminado de leer el libro-álbum sobre la inmigración de la población Árabe a Colombia desde finales del siglo 19 hasta el presente, escrito, dirigido, orientado, iluminado, concebido elegantemente por Zuleima Slebi de Manzur, la distinguida dama que no solamente enorgullece a su raza, y a sus ancestros y amigos del presente sino que representa la dignidad y el señorío que la raza Árabe ha sabido imprimir en la sociedad latina y colombiana. Es una obra de arte, como pocas veces puede observarse y palparse en este segmento gigante de espiritualidad que afortunadamente tenemos muchos humanos que es la lectura selecta.

En el histórico y real tráfico de migraciones a través de las décadas pasadas muchas razas riquísimas y valiosas en su esencia se desplazaron por el mundo por la diáspora de la búsqueda de mejores horizontes o destinos o posibilidades. La historia es rica en definir estos itinerarios y así Europeos, Asiáticos, Africanos, fueron poblando el mundo. Árabes, Judíos, Chinos, Japoneses, Coreanos, Hindúes, grupos étnicos de diferentes razas, religiones, culturas, idiomas, poblaron el mundo y se fueron mezclando entre sí enriqueciendo la demografía humana y las geografías nacionales y continentales.

En Colombia los Árabes al igual que otras razas, buscaron refugio en primer término por la opresión del reinado otomano que los hizo escapar de sus nidos y raíces. Aquí llegaron y fortalecieron el cruce de identidades y familias creando nuevos escenarios positivos que con el paso de los años entraron a formar parte de nuestra propia historia. Doña Zuleima ha recogido toda esa travesía espiritual y humana en los encuentros Colombo-Árabes llenos de cultura y sabiduría pero sobre todo de amor y con esos insumos creó en su mente privilegiada la idea de este álbum-libro que es una joya.

El aporte a nuestra cultura y civilización autóctona de la migración árabe así como de otras riquísimas nacionalidades es un vasto legado, un aporte insigne, de otras vivencias que traspasaron siglos para llegar ante nosotros y esto tiene un valor inconmensurable. Porque aquí se desarrollaron y desde al principio con su esfuerzo, pundonor, integración étnica, se bañaron con el aire, las costumbres y el sentir de nosotros los latinos formando otras nuevas perspectivas que enriquecieron nuestras vidas. Felicitaciones a dona Zuleima por este trabajo inigualable que quedará como un testimonio para que futuras generaciones entiendan porque gozan de una multiplicidad espiritual, étnica, intelectual, cultural, rica en todos los matices de la universalidad humana.