En el epicentro de la tecnología y la ética, la reciente saga de OpenAI, encabezada por el recientemente recontratado CEO, Sam Altman, se despliega como un guión de ciencia ficción, pero con implicaciones muy reales y profundas. La controversia no solo gira en torno a los avances en inteligencia artificial, sino también en las complejas dinámicas humanas que subyacen en el mundo de la alta tecnología. La “Telenovela” se puede contar en varios actos.

El despertar de Q* y la caída de un líder

La historia comienza con una revelación impactante: un grupo de investigadores de OpenAI envía una carta al consejo de administración alertando sobre un descubrimiento en inteligencia artificial denominado Q* (pronunciado Q-Star, que podría, según ellos, amenazar a la humanidad. Este proyecto, que aparentemente lleva la capacidad de razonamiento de la IA a un nivel sin precedentes, se convierte en un punto de inflexión para la organización y el futuro de la tecnología.

Sam Altman, conocido por impulsar a ChatGPT a un éxito sin precedentes, de repente se encontró abruptamente destituido. Acto seguido, más de 700 empleados amenazan con renunciar en solidaridad, y Microsoft, un importante respaldo financiero, se posiciona para acoger a los disidentes de OpenAI. La pregunta que surge es: ¿Qué tiene Q* que ha sacudido los cimientos de OpenAI hasta su centro? No olvidemos que apenas una semana antes la empresa había sacudido el escenario de la IA con el anuncio de sus GPTs.

Q*: Un salto hacia la Inteligencia General Artificial

Q* representa más que un avance técnico; es un salto hacia lo que se conoce como inteligencia artificial general (Artificial General Intelligence o AGI), una IA capaz de realizar tareas económicas valiosas superando a los humanos. Aunque en sus etapas iniciales, Q* ha demostrado habilidades para resolver problemas matemáticos a nivel de escuela primaria, esto es sólo un indicio de su potencial para razonar y aprender de manera generalizada.

Cabe mencionar que en esta carrera OpenAI no está sola, compite contra DeepMind y Anthropic.

Entre la innovación y la ética: un dilema perenne

La preocupación de los investigadores no es infundada. La historia de la ciencia está repleta de ejemplos donde la velocidad de la innovación supera la capacidad de comprender sus consecuencias éticas y sociales. La IA, con su capacidad para remodelar sociedades enteras, se sitúa en el corazón de este dilema. ¿Estamos preparados para un mundo donde la IA no solo asiste, sino que potencialmente supera la inteligencia humana en áreas clave?

Controversias personales y profesionales: el caso de los Altman

La trama se complica con la entrada de Elon Musk, cofundador de OpenAI, en la controversia, aludiendo a acusaciones previas contra Sam Altman hechas por su hermana Annie. Estas acusaciones, que incluyen abuso en varias formas, aunque no relacionadas directamente con Q*, añaden una capa de complejidad personal y ética al ya turbulento escenario en OpenAI. Los que hemos seguido la historia de Musk, sabemos que usará cualquier cosa, comprobada o no, para lograr sus objetivos.

La sombra de la duda: ¿Qué sigue para OpenAI y Q?

Mientras OpenAI se enfrenta a su propio laberinto de desafíos éticos, técnicos y personales, el futuro de Q* y la dirección de la investigación en IA permanecen inciertos. ¿Es Q* un paso hacia un futuro donde la IA sirve a la humanidad de maneras que apenas podemos imaginar, o es un presagio de riesgos que aún no comprendemos completamente? Imaginemos un futuro en el que nuestras necesidades básicas están cubiertas por la tecnología, en el mejor de los casos.

Conclusión: un futuro definido por elecciones humanas

La saga de OpenAI, Q* y Sam Altman es un recordatorio de que aunque la tecnología avanza a pasos agigantados, son las decisiones humanas las que finalmente definen nuestro futuro. En este cruce de caminos tecnológicos, éticos y personales, la historia de OpenAI no es solo sobre IA, sino sobre nosotros mismos: nuestras ambiciones, nuestros miedos y, sobre todo, nuestra capacidad para navegar en un mundo donde la línea entre lo humano y lo artificial se vuelve cada vez más difusa.

QOSHE - El Enigma de Q* (Q-Star) de OpenAI, nada es lo que parece ser - Javier Murillo
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El Enigma de Q* (Q-Star) de OpenAI, nada es lo que parece ser

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27.11.2023

En el epicentro de la tecnología y la ética, la reciente saga de OpenAI, encabezada por el recientemente recontratado CEO, Sam Altman, se despliega como un guión de ciencia ficción, pero con implicaciones muy reales y profundas. La controversia no solo gira en torno a los avances en inteligencia artificial, sino también en las complejas dinámicas humanas que subyacen en el mundo de la alta tecnología. La “Telenovela” se puede contar en varios actos.

El despertar de Q* y la caída de un líder

La historia comienza con una revelación impactante: un grupo de investigadores de OpenAI envía una carta al consejo de administración alertando sobre un descubrimiento en inteligencia artificial denominado Q* (pronunciado Q-Star, que podría, según ellos, amenazar a la humanidad. Este proyecto, que aparentemente lleva la capacidad de razonamiento de la IA a un nivel sin precedentes, se convierte en un punto de inflexión para la organización y el futuro de la tecnología.

Sam Altman, conocido por impulsar a ChatGPT a un éxito sin........

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