Vivimos en una era donde la “posverdad” ha tomado un papel protagonista en el ámbito político y social, incluyendo en contextos como el mexicano. Este término, elegido como palabra del año por el Diccionario Oxford en 2016, se refiere a situaciones donde los hechos objetivos son menos influyentes en la formación de la opinión pública que las emociones y creencias personales. La posverdad se ha vuelto un fenómeno tan predominante que incluso ha remodelado la forma en que se conducen las campañas electorales y cómo se perciben los conflictos globales, incluyendo las guerras.

En la política, especialmente evidente durante períodos electorales, se observa una disminución en la importancia de la verdad y los hechos, en todo el mundo. AMLO en México ha demostrado ser hábil en crear “sus propios datos” y en marcar la agenda mediática, enfocándose en historias y promesas que resuenan emocionalmente con los votantes, más que en hechos y cifras concretas. Así, nos dice que el Tren Maya es único en el mundo, que la salud en México será como en Dinamarca, y que la educación es de las mejores del mundo. Desde hace mucho comprendió que lo que realmente mueve a la gente son las historias que resuenan con sus emociones y creencias. Así que, en lugar de dar un discurso lleno de hechos y cifras, cuenta una historia y hace promesas que suenen bien, aunque no estén muy basadas en la realidad.

Las redes sociales han jugado un papel crucial en este fenómeno. Según un estudio realizado por el MIT, las noticias falsas tienen un 70 por ciento más de probabilidades de ser retuiteadas que las verdaderas. Esto sumado a que aproximadamente el 85 por ciento de los adultos a nivel mundial reconocen el problema de las noticias falsas y la desinformación en internet, según Pew Research Center. La desinformación no solo se limita a la presentación de hechos falsos, sino que también incluye la falta de un contexto verídico. Los medios de comunicación, influenciados por la necesidad de tráfico y generación de ingresos, a menudo recurren a técnicas que condicionan al lector a asumir una postura específica, utilizando medias verdades o datos incompletos. Este enfoque en la creación de un contexto específico, permite la construcción de múltiples realidades en el imaginario colectivo.

En Estados Unidos, la mitad del público en el país cree que los medios nacionales pretenden engañar o desinformar (Gallup y Knight Foundation 2023). En México la desconfianza es todavía mayor, solo un 36 por ciento de la población indica tener confianza en los medios, y la mayoría prefiere informarse a través de “influencers” y celebridades, a quienes identifica como personas más cercanas a su realidad o a sus aspiraciones (Digital News Report 2023 del Instituto Reuters).

La ética periodística debería ser un valor social primordial que condiciona el consumo de noticias. Como consumidores de información, es crucial un enfoque crítico y verificar la veracidad y el contexto de las noticias que consumimos. Sin embargo, como muchas veces estas noticias falsas, refuerzan creencias y prejuicios que tiene la gente, no hay la mínima preocupación ni intención de verificar si es cierto o es mentira, a pesar que nunca antes había sido tan fácil corroborarlo.

En las elecciones de México esto presenta un reto importante para la contrincante de Morena, Xóchitl Gálvez. Al enfrentarse a Morena debe ser más creativa que solo decir que algo que ha dicho Claudia Sheinbaum o López Obrador, es falso o verdadero, puesto que esto puede irrelevante el electorado. Tendría que construir narrativas, historias y mensajes alternos que sean más llamativos que los del oficialismo. Al final esta elección, es más una competencia de narrativas en el imaginario colectivo mexicano, que de hechos o capacidades.

*Deseándoles unas felices fiestas. Esta columna se reanudará el lunes 22 de enero 2024.

QOSHE - Las elecciones y la posverdad - Jacques Rogozinski
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Las elecciones y la posverdad

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11.12.2023

Vivimos en una era donde la “posverdad” ha tomado un papel protagonista en el ámbito político y social, incluyendo en contextos como el mexicano. Este término, elegido como palabra del año por el Diccionario Oxford en 2016, se refiere a situaciones donde los hechos objetivos son menos influyentes en la formación de la opinión pública que las emociones y creencias personales. La posverdad se ha vuelto un fenómeno tan predominante que incluso ha remodelado la forma en que se conducen las campañas electorales y cómo se perciben los conflictos globales, incluyendo las guerras.

En la política, especialmente evidente durante períodos electorales, se observa una disminución en la importancia de la verdad y los hechos, en todo el mundo. AMLO en México ha demostrado ser hábil en crear “sus propios datos” y en marcar la agenda mediática, enfocándose en historias y promesas que resuenan emocionalmente con los votantes, más que en hechos y cifras concretas. Así, nos........

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