El lunes empiezan las primarias en Estados Unidos. Cada estado tiene un número determinado de delegados y ellos prometen votar por alguno de los candidatos a presidente registrados. Ese compromiso es flexible y negociable. Por ejemplo, puede ser sólo para la primera votación. Si en ella su candidato no alcanza la mayoría, el delegado puede variar su voto en la siguiente ronda.

Además de los delegados electos existen los llamados superdelegados, que son designados por la dirigencia estatal de los partidos.

Lo normal es que un candidato aventaje desde el principio y llegue a la convención con la nominación amarrada. De hecho, para fines de marzo ya se habrá electo a 70 por ciento y será claro quiénes no tienen ninguna posibilidad.

En la selección de delegados únicamente participan los que están registrados como simpatizantes del partido. Hay tres formas de hacerlo. La más común es la elección primaria, pero también puede ser en una reunión (caucus o convención) en la que los que quieren ser delegados hacen alegatos a su favor.

En teoría puede haber candidatos independientes, pero es muy difícil que consigan el registro estado por estado sin haber formado previamente una organización. Los que se han inscrito hasta ahora no parecen tener mucho futuro.

Por el lado republicano lleva la delantera, desde hace meses, Donald Trump. En Iowa, que tendrá su primaria la siguiente semana, Vivek Ramaswamy ha participado en 239 eventos en 94 condados; Ron DeSantis ha tenido 99 actos en 57 condados; Nikky Haley ha organizado 51 reuniones en 30 condados. Donald Trump solamente ha estado en 24 mítines en 19 condados y las encuestas indican que arrasará.

Como medida desesperada, los demócratas están promoviendo que se le cancele el registro como candidato a Trump por haber promovido una insurrección, falta que la Constitución señala como impedimento para ser presidente. Sin embargo, el juicio en que se le acusa de ese delito empezará hasta marzo y tomará muchos meses. Por eso, lo más probable es que la Corte Suprema eche para abajo esos intentos.

Aunque Trump estará muy distraído porque enfrenta muchos juicios en diferentes ciudades, tiene una base sólida que le asegura la nominación en julio y lo tiene al frente en la elección de noviembre.

Sin oponentes fuertes, porque los progresistas no presentaron candidato, Biden también tiene la nominación asegurada. Robert F. Kennedy Jr. no encontró eco dentro del partido y está tratando de registrarse como independiente. Marianne Williamson y Dean Phillips siguen en la pelea, pero en algún momento se retirarán.

El problema es que el nivel de aprobación de Joe es bajísimo y no repunta. Entre los mismos demócratas, más de la mitad piensa que la edad le pesa demasiado y que no podrá ganarle a Trump.

Durante meses, los demócratas han tratado de venderle a los votantes la idea de que los cambios en la política económica promovidos por esta administración van a sacar al país del estancamiento.

Sin embargo, la política industrial para tratar de ganar la carrera tecnológica a China y para promover la transición hacia energías limpias y la electromovilidad, aunque han derramado muchos dólares, no muestra grandes avances.

Algo similar sucede con los programas de infraestructura. No hay grandes proyectos, comparables con lo que se hace en Asia o Europa. Apenas algunos puentes y presas.

La Bidenomics se quedó corta y sólo está teniendo impacto electoral en la parte social, si bien tampoco ahí es muy convincente. Por ejemplo, el abaratamiento de las medicinas es limitado.

Los estragos de la inflación (que muchos achacan al presidente) y el pesimismo sobre el futuro prevalecen. La mayoría de los que votarán en noviembre nunca habían experimentado una disminución en su capacidad adquisitiva y piensan que sus hijos tendrán un nivel de vida inferior al de ellos.

Resienten además los retrocesos en vivienda (inaccesible por las altas tasas de interés), salud (menos esperanza de vida y más mortalidad infantil, sobrepeso, adicciones y suicidios), educación (pérdidas en matemáticas y lectura) y seguridad (incremento de robos y homicidios).

Por eso, la campaña de Biden se enfoca ahora en presentar a su oponente como “enemigo de la democracia”. Muchos de sus correligionarios piensan que eso es un error y que si para el “supermartes” (5 de marzo, cuando se elegirá a un tercio de los delegados) no ha repuntado su expectativa de voto, debería abandonar la carrera.

QOSHE - ¡Arrancan! - Alejandro Gil Recasens
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¡Arrancan!

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10.01.2024

El lunes empiezan las primarias en Estados Unidos. Cada estado tiene un número determinado de delegados y ellos prometen votar por alguno de los candidatos a presidente registrados. Ese compromiso es flexible y negociable. Por ejemplo, puede ser sólo para la primera votación. Si en ella su candidato no alcanza la mayoría, el delegado puede variar su voto en la siguiente ronda.

Además de los delegados electos existen los llamados superdelegados, que son designados por la dirigencia estatal de los partidos.

Lo normal es que un candidato aventaje desde el principio y llegue a la convención con la nominación amarrada. De hecho, para fines de marzo ya se habrá electo a 70 por ciento y será claro quiénes no tienen ninguna posibilidad.

En la selección de delegados únicamente participan los que están registrados como simpatizantes del partido. Hay tres formas de hacerlo. La más común es la elección primaria, pero también puede ser en una reunión (caucus o convención) en la que los que quieren ser delegados hacen alegatos a su favor.

En teoría puede haber candidatos independientes, pero es muy........

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