En noviembre de este año se realizarán las elecciones presidenciales de los Estados Unidos. Una disputa de antaño entre dos candidatos que no traen ninguna novedad al sistema. Dos aspirantes, viejos conocidos, octogenarios, que además ya han sido presidentes y que se presentan nuevamente para tratar de repetir ante un nación que sin duda anhelaba una renovación generacional y una veta de frescura para el escenario político norteamericano.

En el país que posee la mayoría de las universidades mejor catalogadas del mundo, el país con el nivel de emprendimiento y empresariado más importante del planeta, el lugar con el pistón de las tendencias tecnológicas más influyentes, el de los grandes desarrollos científicos, no se observa ningún viso de frescura digno de su infraestructura y su potencial poderío generacional.

Si por el lado de los presidentes no se asoma ninguna sorpresa, por el ángulo de los vicepresidentes sí se puede plantear una elección excitante y muy distinta.

La carrera de los vicepresidentes se puede convertir en la gran oportunidad estratégica y de marketing que apunte a darle una luz de esperanza al futuro de una gran nación que clama por ver sangre nueva en su panorama de liderazgo administrativo.

La emoción política de los Estados Unidos será la presentación de los vicepresidentes. Ya comienzan a sonar rumores y posibles nombres para sembrar semillas novedosas, inspiradoras, que aporten una visión fuerte y renovada para el país, para el mundo y para su futuro.

La elección de los vicepresidentes debe ser la decisión de la nueva generación, la que moverá la rueda del tiempo, de lo que viene y de las oportunidades. Próximamente lo sabremos.

Esperemos que así sea.

QOSHE - Reflexión vicepresidencial - Juan Carlos Ortiz
menu_open
Columnists Actual . Favourites . Archive
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close
Aa Aa Aa
- A +

Reflexión vicepresidencial

10 0
15.04.2024

En noviembre de este año se realizarán las elecciones presidenciales de los Estados Unidos. Una disputa de antaño entre dos candidatos que no traen ninguna novedad al sistema. Dos aspirantes, viejos conocidos, octogenarios, que además ya han sido presidentes y que se presentan nuevamente para tratar de repetir ante un nación que sin duda anhelaba una renovación generacional y una veta de frescura para el escenario político........

© El Espectador


Get it on Google Play