Ecuador, México, Venezuela y Colombia están en las noticias, y el espectáculo que han dado es digno de alquilar balcón.

Jorge Glas es un exvicepresidente de Ecuador que, por pura coincidencia, se había robado 68 millones de dólares destinados a reparar los daños del terremoto que destruyó la provincia de Manabí. Glas, por pura coincidencia, fue condenado dos veces bajo el gobierno de Lenín Moreno, el amigo convertido en enemigo del expresidente Rafael Correa que está acusado como cómplice de Glas y, por pura coincidencia, vive en Bélgica para evitar que lo metan a la cárcel. Glas estaba fuera de la cárcel y de pura chiripa le libraron su merecida orden de captura.

Mientras tanto, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, es amigo de Correa y por pura coincidencia había cruzado insultos con el bobito que está de presidente de Ecuador. De manera que Glas, por pura coincidencia, decidió meterse a la embajada de México y el bobito que está de presidente decidió enviar la policía militar para sacar por las malas al ladrón. México protestó ante la OEA y por pura coincidencia le asignaron la ponencia al embajador del presidente Gustavo Petro que, por pura coincidencia, había cruzado insultos con el bobito del país vecino. El canciller del bobito dijo que Glas no merecía el asilo porque es un ladrón común, pero Colombia, por pura coincidencia, le hizo notar que para eso se usa la extradición. La OEA condenó a Ecuador por 29 votos y la abstención de El Salvador, donde manda un bobazo que, por pura coincidencia, cree que las pandillas se acaban a los balazos, como cree el bobito de Ecuador.

Por otro lado, el presidente Petro resumió así su reunión con Maduro: “la paz política en Venezuela puede ser la paz armada en Colombia”. Dejo de lado lo de “paz armada” porque Petro se refiere a la desmovilización, supongo que del ELN o las disidencias de las FARC, sobre las cuales él supone que puede influir Maduro. Petro cree esto por pura coincidencia, porque quiere creer que la violencia en Colombia sigue siendo política cuando en la vida real no es más que narcotráfico. La paz política en Venezuela se refiere al papel de mediador que Petro está tratando de adoptar entre Maduro y la oposición representada, piensa uno, por María Corina Machado, elegida en la consulta popular que según las encuestas ganaría las elecciones por casi 40 puntos. Pero Petro, por pura coincidencia, se reunió en Caracas con Manuel Rosales, el candidato calanchín de Maduro para probarle al mundo que está jugando limpio cuando esta farsa es apenas un rosario de cochinadas y leguleyadas (Petro anuncia que Colombia será un observador del proceso electoral).

Machado, por pura coincidencia, no se pudo inscribir por decisión del tribunal electoral y Petro, por coincidencia, afirmó dos semanas después que a un funcionario de elección popular no se le puede inhabilitar por vía administrativa. Este, por coincidencia, había sido el argumento de la Corte Interamericana en el caso del alcalde Petro. Petro, incluso, denostó de la “doble moral” colombiana, pero por pura coincidencia no notó que a él lo había perseguido un procurador uribista, no el presidente de la república. Lo cual me trae al expresidente, a quien por pura coincidencia un abogado de buen corazón le hizo el favor de sobornar de su bolsillo al testigo que podría condenarlo a entre seis y doce años de prisión. Al expresidente lo iba a condenar la Corte que, por pura coincidencia, había sido su más férrea opositora, pero por pura coincidencia el expresidente renunció al Senado, la Corte perdió su competencia y el caso quedó en manos de los fiscales que escogieron los fiscales de bolsillo de los dos presidentes escogidos por el acusado. La fiscal postulada por Petro, a dos semanas de su posesión y poco antes de prescribir la acusación, por pura coincidencia, decidió ver lo evidente y llamar a Uribe a juicio por fraude procesal y soborno de testigos.

Si por alguna coincidencia lee usted esta columna, concluirá que los altos funcionarios de América Latina muy raramente aciertan en lo que dicen o hacen. Y cuando aciertan lo hacen de mala fe.

*Director de la revista digital Razón Publica.

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Nuestro inquieto vecindario

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21.04.2024

Ecuador, México, Venezuela y Colombia están en las noticias, y el espectáculo que han dado es digno de alquilar balcón.

Jorge Glas es un exvicepresidente de Ecuador que, por pura coincidencia, se había robado 68 millones de dólares destinados a reparar los daños del terremoto que destruyó la provincia de Manabí. Glas, por pura coincidencia, fue condenado dos veces bajo el gobierno de Lenín Moreno, el amigo convertido en enemigo del expresidente Rafael Correa que está acusado como cómplice de Glas y, por pura coincidencia, vive en Bélgica para evitar que lo metan a la cárcel. Glas estaba fuera de la cárcel y de pura chiripa le libraron su merecida orden de captura.

Mientras tanto, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, es amigo de Correa y por pura coincidencia había cruzado insultos con el bobito que está de presidente de Ecuador. De manera que Glas, por pura coincidencia, decidió meterse a la embajada de México y el bobito que está de presidente decidió enviar la policía militar para sacar por las malas al........

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