Las condiciones de la economía mundial y de la economía colombiana cambiaron en 2014 cuando pasaron a operar en condiciones ahorro faltante. Colombia buscó superar la deficiencia con un modelo que baja la tasa de ahorro, reduce la producción y el empleo y la precipita en colapso. Los mejor librados fueron los países asiáticos que elevaron el ahorro y la relación capital-producto. La economía colombiana, por el contrario, se vio abocada a una reducción del ahorro que redujo la producción y el empleo y precipitó el mayor ciclo recesivo del último siglo.

La solución que he presentado en forma insistente es un modelo que baje la tasa de interés, devalúe el tipo de cambio y eleve la tasa de ahorro. Las cifras factuales revelan un procedimiento opuesto. La tasa de interés se mantiene en 13%, el tipo de cambio se revalúa, la tasa de ahorro declina y el capital crece por debajo del producto nacional.

En fin, no se ha hecho mayor cosa para detener la caída de la tasa de ahorro que viene de atrás, y actualmente está 30% por debajo de la tendencia histórica. La solución se ha buscado con el alza de la tasa de interés y la revaluación del tipo de cambio que han tenido efectos contrarios a los pretendidos.

El desafío estaba en un manejo económico que permitiera devaluar la moneda, reducir el déficit en cuenta corriente y elevar el ahorro. Así, la economía podía salir de la crisis con una elevación de la tasa de ahorro que reduce el estancamiento, mejora la balanza de pagos y baja la inflación. En el fondo no es otra cosa que la política seguida por los tigres asiáticos en los últimos quince años. Encontraron que la elevación de la tasa de ahorro es un poderoso medio para reactivar las economías (sacar las economías del estancamiento y bajar la inflación).

La verdad es que la economía venía de tiempo atrás con una reducción de la tasa de ahorro que se enfrenta con una política que la agrava. Se entró en un proceso en que la reducción de la tasa de ahorro contrae la producción, y esta reduce el ahorro. Como lo manifesté en forma repetitiva, la solución no podía ser distinta a la de un modelo económico que bajara la tasa de interés, devaluara la tasa de cambio y elevara la tasa de ahorro.

Lo que se tiene es un modelo económico que mantiene la tasa de interés con un ajuste inoperante, como es la revaluación de la moneda y la baja de la tasa de ahorro. El sistema tiende a un estado de contracción y estancamiento de la producción, aumento de la inflación y desbordamiento del déficit en cuenta corriente. Se entra a en un estado de caída la producción y de la tasa de ahorro que se refuerzan.

La economía se desarticula. El índice de la tasa de cambio cayó 30% con respecto a diciembre del año anterior. La ocupación laboral, que es el indicador de mejor comportamiento, disminuyó en los últimos tres meses. La tasa de ahorro se contrajo con respecto a la inversión y se llevó consigo las importaciones y el producto nacional.

Los hechos se han encargado de confirmar que el ahorro no podía disminuir indefinidamente. En algún momento la inversión tenía que caer y llevarse por delante las importaciones, la producción y el sistema en su conjunto.