La revocatoria del fallo Roe vs. Wade ha representado un enorme retroceso en los derechos sexuales y reproductivos de la población de Estados Unidos. Al dejar a potestad de los estados el tratamiento de este derecho, muchos de ellos han vuelto a penalizar de forma parcial o total la interrupción voluntaria del embarazo. 21 de los 50 estados han limitado el aborto produciendo consecuencias incuantificables en la vida de las mujeres y demás personas con capacidad de gestar. En este escenario, las voces ultraconservadoras han aprovechado para esparcir sus discursos por doquier. Hace algunos días, escuchaba uno de sus altavoces en una reconocida emisora colombiana. Su apuesta es clara: la prohibición total del aborto, incluyendo los casos más críticos (violación, inviabilidad del feto o peligro para la vida de la madre).

En Colombia, por el contrario, se ha avanzado. La sentencia C-055 de 2022 despenalizó el aborto hasta la semana 24. Un triunfo histórico. Sin embargo, y como lo demuestra Estados Unidos, los derechos de las mujeres siempre son susceptibles de ser retrocedidos. Es por eso que las feministas colombianas vienen avanzando en la teoría de la “despenalización social del aborto”, es decir, que este derecho se perciba como lo que es, dejando atrás ese manto de vergüenza y juicio que se cierne sobre las personas que interrumpen su embarazo. Pensando en esta tesis, tan cierta y tan necesaria, me parece que debemos empezar a abandonar las situaciones extremas para justificar un derecho vital. En la entrevista al ultraconservador, unas tímidas periodistas le interpelaban con los casos de mujeres abusadas o en riesgo de muerte, él les contestaba con la vehemencia de un hombre convencido de su poder, imperturbable. Analizando esa conversación, se me viene a la mente que ya deberíamos todas, en todos los espacios, empezar a hablar de una autonomía global que nos pertenece por el mero hecho de ser dueñas de nuestros cuerpos y nuestros proyectos de vida. Al apelar a los casos más dramáticos excluimos argumentos que sostienen nuestros derechos para las mayorías, aún y cuando creemos que ese estado crítico de las cosas va a conmover a nuestro interlocutor.

Sin miedo y sin pena. El aborto es un derecho para todas las personas que deseen aprovecharlo. No debemos ser torturadas o estar al borde de la muerte para reclamarlo. Es nuestro por el mero hecho de ser quienes somos, de estar vivas y desear continuar estándolo.

QOSHE - Aborto, otra vez - Cristina Nicholls Ocampo
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Aborto, otra vez

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25.04.2024

La revocatoria del fallo Roe vs. Wade ha representado un enorme retroceso en los derechos sexuales y reproductivos de la población de Estados Unidos. Al dejar a potestad de los estados el tratamiento de este derecho, muchos de ellos han vuelto a penalizar de forma parcial o total la interrupción voluntaria del embarazo. 21 de los 50 estados han limitado el aborto produciendo consecuencias incuantificables en la vida de las mujeres y demás personas con capacidad de gestar. En este escenario, las voces ultraconservadoras han aprovechado para esparcir sus discursos por doquier. Hace algunos días, escuchaba uno de........

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