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Las republicanas de EE. UU. ya se dieron cuenta de que están rodeadas de misóginos

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14.12.2025

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En 1982, Phyllis Schlafly, quizá la antifeminista más importante en la historia de Estados Unidos, debatió con la radical feminista profesora de derecho Catharine MacKinnon. Schlafly creía que el sexismo era cosa del pasado; para ella, si las mujeres tenían papeles diferentes en la sociedad que los hombres, se debía a sus distintivos talentos e inclinaciones. Ella misma, dijo, nunca había sufrido discriminación.

MacKinnon señaló que Schlafly, quien había escrito mucho sobre política de defensa, había buscado un puesto en el Pentágono de Ronald Reagan. A cualquier hombre que tuviera los considerables logros de Schlafly, argumentó MacKinnon, le habrían dado un puesto. Schlafly tuvo que reconocer que su enemiga feminista tenía razón en ese punto.

Una mujer ambiciosa que esté dispuesta a absolver a la derecha de misoginia puede llegar lejos, pero rara vez puede alcanzar el mismo estatus que un hombre. Eso es especialmente cierto hoy en día, en un Partido Republicano que se entrega cada vez más a las formas más retrógradas de sexismo.

Recientemente, varias congresistas republicanas se han quejado, de forma oficial y extraoficial, de que los líderes de su partido, especialmente Mike Johnson, el presidente de la Cámara de Representantes, no las toman en serio. Empezó con la representante Marjorie Taylor Greene, otrora ícono del movimiento MAGA, quien dimitirá el mes que viene. “Quieren que las mujeres les sigan la corriente y que se queden ahí, sonriendo y aplaudiendo con aprobación, mientras que ellos solo tienen su tradicional club de chicos buenos”, dijo en septiembre. Resulta que no está sola en su frustración.

La semana pasada, The Times informó sobre ciertas mujeres republicanas en el Congreso que afirman que........

© El Espectador