Hay escritores que dejan su piel casi despellejada, sus dolores, que a veces suenan a gritos de desesperación, en las historias que narran y que llegan a nuestras manos convertidas en libros.

Así es la escritura de Gilmer Mesa, el autor nacido en Medellín, y que en septiembre llegó a las librerías con Aranjuez, su tercera publicación luego de Las travesías (2021) y La cuadra (2016), relatos, todos, con los que nos sorprende y nos estremece y que cargan una sabia mezcla de dureza, crueldad, belleza y ternura.

Describo como “relatos” lo que escribe Gilmer porque me cuesta entender su prosa exclusivamente como novela y destaco al narrador que en primera persona expulsa sus ideas con párrafos larguísimos, con muchas comas y a veces con escasos puntos a parte y seguidos porque no se puede entender como otra la manera de describir la violencia de Colombia si no es cargando un proveedor de palabras y disparándolo con velocidad, rabia e impotencia.

“Particular historia esta que paso a relatar, pues todos los que en ella aparecen están muertos, irremediablemente muertos hace muchos años, salvo yo, que he sido preservado en alcohol para contarla”. Con esa frase empieza La cuadra, que “pasó de ser el sitio soñado de la infancia a una academia de formación de delincuentes”. La cuadra, en el barrio Aranjuez donde crecieron Gilmer y su hermano (asesinado allí como consecuencia de la violencia pandillera y de los narcos), explica una dinámica perversa que hoy sigue siendo un gran reto: niños, niñas y jóvenes que ven en “los bandidos mayores el pináculo de realización de nuestra existencia, la máxima pretensión y el diseño de vida por emular, la esquina y el crimen nos mostraban la manera como se salía de pobre y como se llegaba a ser alguien”.

Cinco años después de La cuadra llega Las travesías, relato que empieza con el bisabuelo Cruz María García, dueño de una finca llamada como el título, afirmando que “uno es de donde deja la sangre”, línea que traza una historia de familia, lealtades, traiciones, luchas y violencia paramilitar y guerrillera. Las travesías es un repaso de la historia del siglo XX en Colombia y también de la vida de Gilmer y de sus ancestros. La bisabuela Mercedes es la mujer que enfrenta a los terratenientes protagonistas históricos del despojo de tierras, la raíz de todos los problemas de la violencia en el país.

“En el fondo la lucha es la de siempre por arrebatarle a uno lo poco que ha conseguido con esfuerzo y trabajo, eso no es nuevo, lo nuevo es la gente que está llegando a dizque ayudarnos comprando la tierra y haciendo préstamos para después quedarse con lo que dejó el difunto, pero conmigo sí no va eso, a mí de aquí por peligroso que esto se ponga me van a sacar con los pies para adelante”.

Dos años después de Las travesías sale Aranjuez, historia con la que Gilmer nos agarra de las solapas de nuestras chaquetas y nos mete un sacudón tan brutal que inevitablemente nos hace llorar. Aquí el protagonista es un padre que acaba de morir y que vivió sus últimos años con alzheimer, es decir, ya estaba un poco muerto. Gilmer regresa, ya no a los límites de la cuadra, sino al barrio al que va y al que siempre regresará; el lugar al que le canta Alcolirykoz y que, aunque transformado, será siempre el origen y el destino del escritor.

“Al barrio arribé en la panza de mi mamá, siendo el primer miembro de mi familia oriundo de Aranjuez, trayendo un vínculo prenatal con estas calles, lo que explica en parte que tenga al barrio metido en mis venas”.

La cuadra, Las travesías y Aranjuez son las historias del país que habitamos. A Gilmer Mesa hay que leerlo para entendernos.

@ClaMoralesM

QOSHE - El país de Gilmer Mesa - Claudia Morales
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El país de Gilmer Mesa

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14.12.2023

Hay escritores que dejan su piel casi despellejada, sus dolores, que a veces suenan a gritos de desesperación, en las historias que narran y que llegan a nuestras manos convertidas en libros.

Así es la escritura de Gilmer Mesa, el autor nacido en Medellín, y que en septiembre llegó a las librerías con Aranjuez, su tercera publicación luego de Las travesías (2021) y La cuadra (2016), relatos, todos, con los que nos sorprende y nos estremece y que cargan una sabia mezcla de dureza, crueldad, belleza y ternura.

Describo como “relatos” lo que escribe Gilmer porque me cuesta entender su prosa exclusivamente como novela y destaco al narrador que en primera persona expulsa sus ideas con párrafos larguísimos, con muchas comas y a veces con escasos puntos a parte y seguidos porque no se puede entender como otra la manera de describir la violencia de Colombia si no es cargando un proveedor de palabras y disparándolo con........

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