Voto y democracia: grandeza y contradicciones
Las elecciones autonómicas en Extremadura y 2026, que ya se perfila como un año pródigo en citas con las urnas, nos colocan de nuevo ante el ritual más repetido de la democracia: el voto. Ese acto simple alberga un mecanismo complejo, de modalidades variadas y eficiencia dudosa. Veamos.
Votar es el gesto más elemental de la democracia. Una papeleta depositada en una urna condensa siglos de luchas políticas, conquistas civiles y aspiraciones de igualdad. El sufragio universal sigue siendo uno de los grandes hitos de la modernidad política. Pero conviene no confundir su dignidad simbólica con su función y resultados reales. Porque votar no garantiza ni decisiones sabias, ni gobiernos eficaces, ni políticas acertadas.
Joseph Schumpeter lo formuló con un realismo despiadado. Para él, "el método democrático es aquel sistema institucional para llegar a decisiones políticas en el que los individuos adquieren el poder de decidir mediante una lucha competitiva por el voto del pueblo." Dicho sin adornos: un sistema para elegir gobiernos, ordenadamente, sin llegar a las manos unos con otros. Se trata de una definición funcional, y quizá, por eso mismo, profundamente democrática.
Aceptar este punto de partida obliga a revisar muchos maximalismos. El voto no es........





















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