Hay un libro que es quizás de los más famosos en la literatura empresarial, el de Empresas que sobresalen, de Jim Collins. En ese libro se analiza qué aspectos tienen en común aquellas empresas que se han destacado en el mundo de los negocios, pasando a ser, de buenas, a excelentes.

Empresas que sobresalen se cita millones de veces a nivel mundial en todos los medios escritos, en conferencias, en citas de otros libros y un sinfín de publicaciones que rescatan y resaltan su vigencia. Esto independientemente de que un par de las empresas que se analizan en el libro como sobresalientes, sufrieron descalabros en 2008.

Pero hablar de los éxitos y de lo excelente todos sabemos que es lo habitual. Hablar de lo contrario no seduce tanto. No obstante, el mismo Jim Collins, un par de años después de publicar su libro más conocido, publicó otro, que resulta ser casi la antítesis del ya citado: Empresas que caen.

Y de este libro, más allá de comentar su contenido y los síntomas identificados por el autor como señales de empresas que caen (o van a caer), siempre me pareció muy reflexiva una anécdota medio trágica que cuenta el autor:

En una conferencia con generales de alto mando del ejército de los Estados Unidos, un general le preguntó a Collins: “Cuando estás en la cima del mundo, eres la nación más poderosa de la Tierra, la empresa más próspera de tu sector, el mejor jugador en un deporte, tu propio poder y el éxito pueden ocultar el hecho de que ya estás encaminándote hacia el declive. Así pues, Cómo los sabes?”

La reflexión le permitió a Collins hacer un paralelo con una historia........

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