Opinión

lunes, 04 marzo 2024 | 06:00

El pasado primero de marzo de 2024 comenzaron oficialmente las campañas electorales, en las que las mexicanas y los mexicanos vamos a elegir a la próxima presidenta o presidente de México. Y si, vale la pena remarcar la palabra “oficialmente”, ya que la ley electoral es un intrincado laberinto lleno de lagunas que lejos de ayudar y promover la cultura de la participación ciudadana, termina confundiendo el fin con el método.

El sistema electoral en nuestro país tiene como fundamento principal la desconfianza; esto como producto de las décadas en que el PRI manejaba las elecciones como un mero procedimiento para transmitir a conveniencia el poder entre amigos y conocidos; muchos recordamos como el gobierno utilizaba toda una serie de artimañas para colocar a la persona elegida por el dedazo presidencial, aunque para ello se tuvieran que realizar una serie de actos que se definían perfectamente como fraudes electorales.

Artimañas como el carrusel, el ratón loco, la compra de voto, incluso hasta el robo de urnas eran actos regulares en la etapa de los gobiernos priistas y panistas. Eso dio paso a una legislación electoral que hacía difícil el proceso, pero que en la realidad no evitaba prácticamente ninguna de las costumbres de los partidos políticos neoliberales… pero encarecían las elecciones y confundían tremendamente a la ciudadanía y a los propios políticos… incluso en una ocasión durante la campaña presidencial del 2012, Enrique Peña Nieto tuvo que preguntar en un evento si él era candidato, precandidato o aspirante.

Ahora las cosas han cambiado, el pueblo ha evolucionado y existe una cultura política más desarrollada; sin embargo, la legislación y las instituciones electorales se han quedado estancadas en una época pasada; esto ha generado entre los consejeros del INE, una especie de casta privilegiada que nada tiene que ver con las condiciones en que la sociedad mexicana vive y se desenvuelve. Personalidades como un Lorenzo Córdova que termina burlándose de unos indígenas por su forma de hablar, a pesar de que son ellos los que pagan su sueldo.

Durante muchos años nos hemos quejado de que tenemos uno de los votos más caros del mundo; el año pasado, en el estado de Coahuila, donde se eligió gobernador, el costo por voto fue de $373.09, mientras que, en el estado de México, el costo fue de $209.14. Pero vale la pena recordarles que, adicionalmente el INE y los órganos electorales locales, tienen un presupuesto muy alto que se destina en parte para mantener los privilegios de los funcionarios que los distintos institutos electorales. Por eso resulta importante que revisemos y propongamos una reforma electoral que corte de una buena vez esos privilegios y los beneficios de aquellos que se han convertido en una carga para la sociedad.

Las elecciones y los procesos electorales deben ser limpios, claros y con el espacio y el tiempo suficiente para que los ciudadanos tengan la información suficiente para decidir por quién votar. Ahora, los partidos políticos y las distintas alianzas tienen apenas tres meses para exponer sus propuestas y visiones de nación. De manera afortunada, para este 2024, las opciones para decidir son muy claras; por un lado tenemos a una candidata que representa a los partidos que durante muchos años sometieron al pueblo a vivir los estragos de gobiernos corruptos, que sumieron a la nación en una fábrica de pobreza, de inseguridad y de malos servicios gubernamentales; por otro lado tenemos a la doctora Claudia Sheinbaum, con una visión de nación que nos presenta un futuro mejor para todos, pero especialmente para los más pobres, un México de justicia y de programas sociales que verdaderamente sirvan para ayudar a los más vulnerables.

Por eso es reconfortante que Juárez sea una vez más un bastión importante para la Cuarta Transformación; queda demostrado por que nuestra ciudad es nuevamente de las primeras comunidades que Claudia Sheinbaum visita, lo que nos trae a la memoria que, en 2018, Andrés Manuel López Obrador comenzó su campaña presidencial en esta misma comunidad.

Amor con amor se paga, por eso el mitin de arranque en Juárez por la Coalición Sigamos Haciendo Historia fue un éxito que permite conocer que el futuro para todos los juarenses y para todo el estado, será de un gran triunfo para la Cuarta Transformación.

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Así las cosas, con las campañas presidenciales

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04.03.2024

Opinión

lunes, 04 marzo 2024 | 06:00

El pasado primero de marzo de 2024 comenzaron oficialmente las campañas electorales, en las que las mexicanas y los mexicanos vamos a elegir a la próxima presidenta o presidente de México. Y si, vale la pena remarcar la palabra “oficialmente”, ya que la ley electoral es un intrincado laberinto lleno de lagunas que lejos de ayudar y promover la cultura de la participación ciudadana, termina confundiendo el fin con el método.

El sistema electoral en nuestro país tiene como fundamento principal la desconfianza; esto como producto de las décadas en que el PRI manejaba las elecciones como un mero procedimiento para transmitir a conveniencia el poder entre amigos y conocidos; muchos recordamos como el gobierno utilizaba toda una serie de artimañas para colocar a la persona elegida por el dedazo presidencial, aunque para ello se tuvieran que realizar una serie de actos que se definían perfectamente como fraudes electorales.

Artimañas como el carrusel, el ratón loco, la compra de voto, incluso hasta el robo de urnas eran actos regulares........

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