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Ser libre

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14.10.2025

He venido defendiendo y propagando el liberalismo desde hace muchos años. Lo hago porque estoy convencido de que funciona (los principios liberales aplicados a la economía han sacado a millones de la pobreza y le han permitido a la humanidad progresar y florecer como nunca nadie lo podía haber imaginado), pero sobre todo porque está basado en un paradigma moral incuestionable. La libertad individual o el derecho de hacer lo que a cada uno de nosotros nos parezca, siempre y cuando no infrinjamos en el mismo derecho de los demás, es la piedra fundamental de la felicidad. Uno no puede ser feliz sin poder avanzar su propio proyecto de vida; uno no puede ser feliz si alguien más decide por nosotros como asignar nuestros propios recursos.


La idea es bastante simple, déjame vivir mi vida y yo te dejaré vivir la tuya, pero tiene profundos corolarios. El primero es que para poder ejercer mi libertad (vivir mi vida), la sociedad debe respetar estrictamente mi propiedad privada. Si mis cosas, lo que logro con mi esfuerzo no es realmente mío, pues entonces no tendré incentivos a crear riqueza o a producir las condiciones que me permitan cumplir mis metas y sueños. Ergo, no podré ser feliz.

La libertad sin respeto a la propiedad privada........

© El Deber