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Feminismo selectivo

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tuesday

La ministra de la Mujer, Antonia Orellana, desaprobó públicamente la decisión de Pía Adriasola de ejercer el rol de Primera Dama cuando José Antonio Kast asuma la Presidencia en 2026. La objeción no es nueva ni sorprendente: hace años que una parte del feminismo considera ese cargo una reliquia patriarcal, prescindible e incluso reprochable. Sin embargo, más allá de los argumentos históricos, simbólicos o administrativos en uno u otro sentido, lo verdaderamente grave de la postura de Orellana es que revela incomprensión y desprecio profundos por la diversidad de caminos que millones de mujeres pueden elegir a diario.

Lo que Orellana descalifica no es solo una función protocolar asociada a la Presidencia, sino una forma de liderazgo que no se ajusta al molde emancipatorio que hoy goza de legitimidad política. Se trata de un liderazgo relacional, indirecto, construido desde el acompañamiento y el cuidado. Un liderazgo que no compite con el poder formal, pero que lo influye. Y........

© El Dínamo