Sí, todo el mundo gana con la guerra menos los que la tienen encima y la padecen. Es una desgracia y un enorme pesar afirmar lo que he afirmado y sin embargo así lo veo. Los que estamos lejos tenemos asunto para las charlas y hacer guerras entre nosotros, guerras de vecinos, de boquilla, menos mal, porque las guerras de verdad se pueden extender de verdad. Los progresistas amigos de los vulnerables salen a la calle a protestar. Unos lo hacen de forma etérea, protestan contra la guerra, en abstracto, para no mojarse. Otros contra el genocidio de Gaza, otros contra el terrorismo de Hamas.

De inmediato, los medios de comunicación toman posiciones y ganan audiencia a costa de la guerra. Nosotros los públicos nos colocamos ante las noticias hasta que llega un momento en que se nos acaba la sensibilidad, la compasión, el morbo, y casi observamos aquello como el que ve llover. Los medios apartan la vista de Ucrania y la centran en Gaza y nosotros vamos detrás como corderos, lo que ayer era noticia un minuto y el siguiente también pasa a un segundo plano porque se nos ha presentado otra guerra y ya estábamos aburridos de la anterior.

Los medios fijan sus posturas: a ver, a quién ponemos de malos y de buenos. Y una vez elegidos los papeles dan la carga con un discurso carente de todo rigor científico e incluso periodístico. “No se vaya usted de La Habana aunque no haya guerra con los españoles, la guerra la pondré yo desde aquí”, le dijo el magnate norteamericano de la prensa William Hearst al periodista que había mandado a Cuba en 1898 a contar una guerra, una vez que el plumilla le comentó que no veía guerra alguna por ningún lado. Al poco tiempo estalló el Main, fuimos para allá con nuestros barcos de madera y nos barrieron los barcos de metal estadounidenses nacidos al calor de una revolución industrial que nosotros pasamos por alto. Nos creíamos los amos sólo porque éramos los españoles de la conquista. Estados Unidos comenzó así su expansión y ahora ayuda a los ucranianos a morir y a los israelitas a vivir. Sus empresarios de la guerra son los que mandan y todo presidente está obligado a montar alguna guerra.

Nosotros nos hemos quedado rezando. La guerra también le es útil a los que deseen rezar para que termine. Y a Save the Children y a Unicef. Dale que te pega con los niños, venga niños, niños, niñas, mujeres, mujeres, ancianos, ancianas, todos sufren, todos mueren, todos necesitan nuestra ayuda. Los coletazos de la guerra los tenemos delante de nuestras narices cuando nos estamos tomando una cerveza y llega algún menesteroso a pedirnos una limosna. Puede ser una víctima de la guerra o de otras guerras: las del hambre, las de la injusticia en general.

Las guerras crean puestos de trabajo y autoestimas por todas partes, desde el que fabrica las armas hasta los que laboran por la paz, pasando por los medios de comunicación y quienes distribuyen las armas y los que trabajan en la sombra, de ahí que tengan su espantosa utilidad, como todo en la vida. Los muertos también crean empleos y hablan. Las guerras sirven para que los fuertes eliminen a los débiles. Los humanos tratamos de dotarlas de humanidad, ya que no podemos evitarlas nos consolamos diciendo que se deben humanizar. La ONU se siente útil en su inutilidad. ¿Qué es humanizar? Acaso sea llorar desconsoladamente en una esquina por este fracaso que hasta el momento y desde que nació experimenta la especie a la que pertenecemos.

QOSHE - Todo el mundo gana con la guerra - Ramón Reig
menu_open
Columnists Actual . Favourites . Archive
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close
Aa Aa Aa
- A +

Todo el mundo gana con la guerra

12 13
10.12.2023

Sí, todo el mundo gana con la guerra menos los que la tienen encima y la padecen. Es una desgracia y un enorme pesar afirmar lo que he afirmado y sin embargo así lo veo. Los que estamos lejos tenemos asunto para las charlas y hacer guerras entre nosotros, guerras de vecinos, de boquilla, menos mal, porque las guerras de verdad se pueden extender de verdad. Los progresistas amigos de los vulnerables salen a la calle a protestar. Unos lo hacen de forma etérea, protestan contra la guerra, en abstracto, para no mojarse. Otros contra el genocidio de Gaza, otros contra el terrorismo de Hamas.

De inmediato, los medios de comunicación toman posiciones y ganan audiencia a costa de la guerra. Nosotros los públicos nos colocamos ante las noticias hasta que llega un momento en que se nos acaba la sensibilidad, la compasión, el morbo, y casi observamos aquello como........

© El Correo de Andalucía


Get it on Google Play