La semana pasada en Ponferrada fue agredido el portavoz socialista del municipio por dos energúmenos que, bandera española en alto, decidieron pasar de los insultos habituales a los hechos. Este episodio de violencia ha pasado ciertamente inadvertido en una sociedad que se acaba acostumbrando a todo. Sin embargo, considero que es fundamental poner el foco en cuestiones como esta, porque del insulto al golpe hay tanto como del golpe a la paliza y de la paliza al homicidio.

En España lo que sucede en Madrid es noticia nacional y lo que ocurre en el resto del territorio es como política internacional, pilla lejos y no abre los informativos. La agresión que sufrió la semana pasada el portavoz socialista y exalcalde de Ponferrada Olegario Ramón es uno de los episodios más graves de violencia política de nuestro país de los últimos tiempos, sin embargo, a penas lo dieron los medios locales, pasando francamente inadvertido. Esta agresión no convocó a los partidos políticos a una mesa antiviolencia o a gestos de condena sin paliativos. Es más, la derecha trató de menospreciar el hecho circunscribiéndolo a un episodio aislado. Y no.

En Castilla y León, y también en otras muchas comunidades, las sedes socialistas han sido vandalizadas desde hace meses. De hecho, en León y Burgos, todas las tardes se concentran un grupo de ultras delante de las sedes del PSOE para 'escrachar' a los que ahí trabajan y militan. Para evitar que la cosa pasara a mayores, algunas sedes han permanecido cerradas o se han cambiado reuniones para evitar que hubiera encontronazos violentos que acabaran como lo que le paso al Sr. Ramón, en urgencias y con un parte médico. Pero es que, aún hay más.

Desde que gobiernan PP y Vox, algunos dirigentes socialistas de Castilla y León se han visto obligados a llevar escolta policial. También sus familiares, ya que, en lugares tan pequeños, se conoce a todo el mundo, y había amenazas evidentes de que la cosa pasara a mayores. Estamos hablando que hoy en España, hay políticos que no pueden ir por la calle con toda normalidad, que hay sedes cerradas por intimidación diaria a sus trabajadores y que cargos autonómicos y municipales vuelven a llevar escoltas policiales por amenazas reales a su integridad física.

El exalcalde de Ponferrada agredido por ultraderechistas lamenta la ''estrategia de crispación''

Me parece un auténtico escándalo que esta realidad esté opacada, mientras, algunos partidos se empeñan, día tras día, en revivir una violencia que afortunadamente ya quedó en el pasado, mientras se hacen los despistados para intentar no condenar una violencia que existe hoy, porque quienes los han llevado a los gobiernos los espolean desde sus tribunas mediáticas. Y permítanme la provocación ¿Se puede decir que los que cortaron las carreteras y el aeropuerto en Cataluña son terrorismo y lo que viven algunos militantes de izquierdas en Castilla y León no?

El señor Mañueco, máximo responsable político de Castilla y León ha condenado los hechos, sí, al mismo tiempo que sigue pactando con quienes jalean y alientan a los violentos. Y, por lo tanto, no solo no tiene la más mínima intención de acabar con esta situación que poco a poco escala en la intensidad de la violencia, sino que, además, pretende que nadie se entere de que en su tierra hay ahora una 'Voxroka'. El señor Mañueco tuvo en su mano no pactar con Vox. El líder de la oposición, Luis Tudanca, le ofreció apoyar la investidura, sin entrar en el gobierno, para que Vox permaneciera fuera de las instituciones de Castilla y León. Mañueco, que prefirió a Vox que al PSOE, pasará a la historia de la infamia por situar de vicepresidente a Gallardo, el que iba a apoyar a los que gritaban “felpudo sexto” al jefe del Estado delante de las puertas de Ferraz.

Sr. Mañueco, está usted a tiempo. La violencia en Castilla y León no puede ir a más y usted tiene la obligación de pararla. Con condenas contundentes, rompiendo con Vox e iniciando un nuevo ciclo político de la mano del segundo partido de la comunidad autónoma. Usted, como presidente no puede permitir que día sí, día también, se cercenen las libertades políticas en su comunidad, aunque sean las que usted no comparte. Porque cuando la violencia entra por la puerta, la democracia sale por la ventana y no nos podemos permitir que en una región de España no se puedan ejercer con total libertad opiniones y derechos constitucionales.

La semana pasada en Ponferrada fue agredido el portavoz socialista del municipio por dos energúmenos que, bandera española en alto, decidieron pasar de los insultos habituales a los hechos. Este episodio de violencia ha pasado ciertamente inadvertido en una sociedad que se acaba acostumbrando a todo. Sin embargo, considero que es fundamental poner el foco en cuestiones como esta, porque del insulto al golpe hay tanto como del golpe a la paliza y de la paliza al homicidio.

En España lo que sucede en Madrid es noticia nacional y lo que ocurre en el resto del territorio es como política internacional, pilla lejos y no abre los informativos. La agresión que sufrió la semana pasada el portavoz socialista y exalcalde de Ponferrada Olegario Ramón es uno de los episodios más graves de violencia política de nuestro país de los últimos tiempos, sin embargo, a penas lo dieron los medios locales, pasando francamente inadvertido. Esta agresión no convocó a los partidos políticos a una mesa antiviolencia o a gestos de condena sin paliativos. Es más, la derecha trató de menospreciar el hecho circunscribiéndolo a un episodio aislado. Y no.

En Castilla y León, y también en otras muchas comunidades, las sedes socialistas han sido vandalizadas desde hace meses. De hecho, en León y Burgos, todas las tardes se concentran un grupo de ultras delante de las sedes del PSOE para 'escrachar' a los que ahí trabajan y militan. Para evitar que la cosa pasara a mayores, algunas sedes han permanecido cerradas o se han cambiado reuniones para evitar que hubiera encontronazos violentos que acabaran como lo que le paso al Sr. Ramón, en urgencias y con un parte médico. Pero es que, aún hay más.

Desde que gobiernan PP y Vox, algunos dirigentes socialistas de Castilla y León se han visto obligados a llevar escolta policial. También sus familiares, ya que, en lugares tan pequeños, se conoce a todo el mundo, y había amenazas evidentes de que la cosa pasara a mayores. Estamos hablando que hoy en España, hay políticos que no pueden ir por la calle con toda normalidad, que hay sedes cerradas por intimidación diaria a sus trabajadores y que cargos autonómicos y municipales vuelven a llevar escoltas policiales por amenazas reales a su integridad física.

Me parece un auténtico escándalo que esta realidad esté opacada, mientras, algunos partidos se empeñan, día tras día, en revivir una violencia que afortunadamente ya quedó en el pasado, mientras se hacen los despistados para intentar no condenar una violencia que existe hoy, porque quienes los han llevado a los gobiernos los espolean desde sus tribunas mediáticas. Y permítanme la provocación ¿Se puede decir que los que cortaron las carreteras y el aeropuerto en Cataluña son terrorismo y lo que viven algunos militantes de izquierdas en Castilla y León no?

El señor Mañueco, máximo responsable político de Castilla y León ha condenado los hechos, sí, al mismo tiempo que sigue pactando con quienes jalean y alientan a los violentos. Y, por lo tanto, no solo no tiene la más mínima intención de acabar con esta situación que poco a poco escala en la intensidad de la violencia, sino que, además, pretende que nadie se entere de que en su tierra hay ahora una 'Voxroka'. El señor Mañueco tuvo en su mano no pactar con Vox. El líder de la oposición, Luis Tudanca, le ofreció apoyar la investidura, sin entrar en el gobierno, para que Vox permaneciera fuera de las instituciones de Castilla y León. Mañueco, que prefirió a Vox que al PSOE, pasará a la historia de la infamia por situar de vicepresidente a Gallardo, el que iba a apoyar a los que gritaban “felpudo sexto” al jefe del Estado delante de las puertas de Ferraz.

Sr. Mañueco, está usted a tiempo. La violencia en Castilla y León no puede ir a más y usted tiene la obligación de pararla. Con condenas contundentes, rompiendo con Vox e iniciando un nuevo ciclo político de la mano del segundo partido de la comunidad autónoma. Usted, como presidente no puede permitir que día sí, día también, se cercenen las libertades políticas en su comunidad, aunque sean las que usted no comparte. Porque cuando la violencia entra por la puerta, la democracia sale por la ventana y no nos podemos permitir que en una región de España no se puedan ejercer con total libertad opiniones y derechos constitucionales.

QOSHE - Sr. Mañueco, acabe con la 'Voxroka' - Verónica Fumanal
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Sr. Mañueco, acabe con la 'Voxroka'

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16.04.2024

La semana pasada en Ponferrada fue agredido el portavoz socialista del municipio por dos energúmenos que, bandera española en alto, decidieron pasar de los insultos habituales a los hechos. Este episodio de violencia ha pasado ciertamente inadvertido en una sociedad que se acaba acostumbrando a todo. Sin embargo, considero que es fundamental poner el foco en cuestiones como esta, porque del insulto al golpe hay tanto como del golpe a la paliza y de la paliza al homicidio.

En España lo que sucede en Madrid es noticia nacional y lo que ocurre en el resto del territorio es como política internacional, pilla lejos y no abre los informativos. La agresión que sufrió la semana pasada el portavoz socialista y exalcalde de Ponferrada Olegario Ramón es uno de los episodios más graves de violencia política de nuestro país de los últimos tiempos, sin embargo, a penas lo dieron los medios locales, pasando francamente inadvertido. Esta agresión no convocó a los partidos políticos a una mesa antiviolencia o a gestos de condena sin paliativos. Es más, la derecha trató de menospreciar el hecho circunscribiéndolo a un episodio aislado. Y no.

En Castilla y León, y también en otras muchas comunidades, las sedes socialistas han sido vandalizadas desde hace meses. De hecho, en León y Burgos, todas las tardes se concentran un grupo de ultras delante de las sedes del PSOE para 'escrachar' a los que ahí trabajan y militan. Para evitar que la cosa pasara a mayores, algunas sedes han permanecido cerradas o se han cambiado reuniones para evitar que hubiera encontronazos violentos que acabaran como lo que le paso al Sr. Ramón, en urgencias y con un parte médico. Pero es que, aún hay más.

Desde que gobiernan PP y Vox, algunos dirigentes socialistas de Castilla y León se han visto obligados a llevar escolta policial. También sus familiares, ya que, en lugares tan pequeños, se conoce a todo el mundo, y había amenazas evidentes de que la cosa pasara a mayores. Estamos hablando que hoy en España, hay políticos que no pueden ir por la calle con toda normalidad, que hay sedes cerradas por intimidación diaria a sus trabajadores y que cargos autonómicos y municipales vuelven a........

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