Cerca de 20.000 asturianos reciben el Ingreso Mínimo Vital (IMV), prestación social creada por el Gobierno de coalición, PSOE-Unidas Podemos, durante la pandemia. EL IMV ha ido relegando al salario social, prestación de carácter autonómico que en el caso de Asturias se creó en 2005, por decisión del Gobierno de coalición, PSOE-IU, presidido por Areces. El salario social llegó a tener 23.000 perceptores, que originaron una reserva presupuestaria de 124 millones de euros, dando lugar a sucesivos debates en la Junta General el Principado que hicieron del salario social el tema estrella de la legislatura, 2015-2019. En la actualidad, se ha convertido en una prestación residual que sólo cobran 11.500 personas, ya que la mayoría del personal que puede elegir la ayuda social se inclina por el IMV que tiene una mayor dotación económica.

Entre las cincuenta provincias españolas destaca Asturias por el número de ciudadanos que cobran el IMV. Sólo hay diez provincias en que hay más beneficiarios de esta prestación que en Asturias. Ahora bien, si ponemos en relación el tamaño de la población con el número de perceptores, resulta que sólo seis tienen más perceptores: Sevilla, Cádiz, Málaga, Murcia, Granada y Córdoba. ¿Qué se desprende de esta estadística?

En primer lugar, partamos de la hipótesis de que los servicios sociales de todas las provincias trabajan de la misma manera, que siguen la misma metodología, como corresponde a una prestación nacional, y que su nivel de laboriosidad es análogo. Ya sé que es mucho suponer, pero es preciso acotar el análisis. También hay que dar por bueno que el nivel de información de la población sobre el IMV es similar en toda España. Si asumimos esa homogeneidad, ¿cuál es la razón para que las cifras de Asturias nos alineen con las provincias andaluzas? No es fácil encontrar un argumento que respalde esos datos, siendo más sencillo abonarse a defender la tesis contraria, porque en nuestra región hay un nivel de paro inferior al de la mayor parte de Andalucía -sino toda- y el desempleo es una de las causas principales para cobrar el IMV. A ello añadamos que Asturias es la segunda comunidad autónoma en cobrar pensiones más altas y en la vejez se concentran gran parte de los perceptores de la prestación. En las provincias del norte, vecinas nuestras, como Cantabria o Lugo, hay un porcentaje muy inferior de beneficiarios. Llegado a este punto estoy perdido en el laberinto y sólo se me ocurre espigar una razón etérea: nuestra vocación por las subvenciones.