En la toma de posesión de Ángela Santianes, como nueva presidenta del Consejo Social de la Universidad de Oviedo, Adrián Barbón pronunció una frase de ‘off the record’ en medio de la ceremonia: «Lo viví como una jugada típica de House of Cards, si me permite la broma el rector». Se refería a la convocatoria electoral realizada por Ignacio Villaverde en la víspera. Es sabido que las verdades más incómodas se dicen recurriendo al humor. El presidente del Principado se acogió a esa fórmula para dar su opinión sobre el hecho más relevante para la vida universitaria de los últimos tiempos, al tener que elegir rector casi un año antes de acabar el mandato. Adrián Barbón entiende que la decisión del rector parece entresacada de una famosa serie de televisión americana, donde un político intriga y manipula para ganar más poder. Es decir, le parece una maniobra artera, porque es muy difícil que surja un candidato con probabilidades de alcanzar el rectorado por falta de tiempo, de programa y de aliados. Sobre la misma decisión de Villaverde se posicionó Ángela Santianes (presidenta de Du Pont Ibérica), de una forma políticamente correcta, al entender la decisión por «responsabilidad política» ante los inminentes cambios que habrá que introducir en la institución al aprobar los nuevos estatutos.

El presidente del Principado no se anda con rodeos, equilibrios y excesos de prudencia, le pareció que la decisión de Villaverde es digna de celebración en un mundo, como el universitario, donde se practica la política de nadar y guardar la ropa. Adrián Barbón habla sobre la Universidad sin templar gaitas, como corresponde a un presidente del Principado que ya comprometió 1.000 millones para la institución en los próximos diez años. Al no ahondar en la cuestión, no sabemos si Adrián Barbón vio en el gesto audaz de Villaverde un eco lejano de la convocatoria electoral anticipada de Pedro Sánchez, que sirvió para pasar de la rotunda derrota electoral de los socialistas en los comicios autonómicos y municipales de mayo a la mayoría plurinacional que salió de las urnas del 23 de julio.

De los siete rectores por elección democrática (Vallaure, López-Arranz, Gascón, Rodríguez, Vázquez, Gotor, Granda) que antecedieron a Ignacio Villaverde, no veo a ninguno capaz de tomar una decisión semejante. Puestos a precisar, quizás Juan Vázquez, pero no tendría el mismo efecto la maniobra, porque sus colegas lo habrían intuido. Sin embargo, hay que reconocer que Villaverde sabe sorprender.